Importancia de la Seguridad

El brote mundial del virus apenas comenzaba. Estaba a punto de salir del baño del aeropuerto en este país socialista Centroamericano en el que estamos trabajando y mentoreando a un “equipo misionero” tribal. Mi curiosidad me detuvo para observar a un trabajador de salud pública rociando una solución de olor fuerte en cada uno de los inodoros. Fue abriendo cada puerta y rociando la solución de arriba abajo, hasta que encontró uno que tenía la puerta trancada. ¡El trabajador miró debajo de la puerta, y pudo averiguar que de verdad el inodoro estaba siendo usado por un caballero ocupado con sus necesidades biológicas!

¡Lo que sucedió después me sorprendió y me divirtió de la manera más magnífica! Por un breve momento el trabajador de salud pública se quedó pensativo, ¡y luego, como si el deber de la seguridad lo venciera, ¡comenzó a rociar la solución sobre la parte superior de la puerta, bañando al hombre que estaba sentado abajo quien empezó a toser y ahogarse!  ¡La importancia de la seguridad!

De una manera aparentemente caprichosa, la idea de “estar seguro” ha llegado a decidir la planificación, la política y la dirección en nuestra sociedad actual, e incluso en muchas de nuestras iglesias. Aunque personalmente apoyamos la idea de “prácticas de seguridad” (lo que sea que eso signifique), no creemos que la importancia de la seguridad personal, individual y muy particular de uno debería siempre ser la máxima prioridad.

Ya sea para bien o para mal, parece que la situación del virus ha servido para poner al descubierto numerosos valores y convicciones subyacentes en nuestra sociedad. Muchos individuos están redescubriendo que la idea de “la seguridad” es un concepto extremadamente subjetivo y arbitrario. Además, en estos días, la importancia de la seguridad parece haberse convertido en un escudo que no debe ser cuestionado y que a veces puede usarse para camuflar lo que de otro modo sería visto como pereza, indisciplina o irresponsabilidad. ¡Algunas veces puede parecer misteriosamente “conveniente” destacar la importancia de la seguridad!

La mayor parte del mundo se ha visto obligada a rendirse al tema predominante de la importancia de la seguridad. A medida que los temores y peligros del virus finalmente se infiltraron en el territorio tribal, los aldeanos indígenas igualmente no podrían escapar de esta situación.

Recientemente estuvimos charlando sobre lo que el hermano Pablo compartió con los filipenses relacionado con cómo debemos pensar de las demás personas. Mientras que cada miembro del equipo tribal contribuyó al desarrollo de la conversación, compartí la historia del trabajador de salud pública en el aeropuerto y cómo ilustraba que, incluso cuando tenemos las mejores intenciones, a veces podemos quedarnos muy cortos en nuestros objetivos.

¡La respuesta de Martin se relacionaba muy bien tanto con el reto de Pablo como también con el tema de la importancia de la seguridad! Aquí está la traducción de parte de lo que dijo: “Entonces, esto es lo que entiendo. Primero digo, mira, nuestra forma de pensar es completamente diferente ahora. La forma en que nuestros pensamientos eran antes de estar en Cristo estaba completamente contaminada. Dios tiene renovadas nuestras mentes y también nuestras vidas.

“Cuando llegó el virus COVID, creo que cometimos un gran error. Me parece que por un momento nuestras mentes siguieron la vieja forma y comenzamos a pensar en nuestra propia seguridad personal y no en servir a los demás. Nuestra seguridad personal y nuestra salud son importantes, pero no es la prioridad más importante. Necesitamos trabajar duro para ayudar a nuestra gente a comprender la historia de Dios y la seguridad que va más allá de esta vida. ¡Esa es la seguridad más importante, la eterna! Si nosotros no vamos para enseñarles paso a paso la historia de Diosentonces nunca van a poder entender.

“Cuando la gente escuchó sobre el virus, muchos pensaron que estaba llegando en el aire y realmente tuvieron mucho miedo. Ellos buscan refugio en su religión, pero viven sin esperanza y sin Dios. Preguntamos a las personas si creen que están a salvo y qué seguridad tendrán si el virus los atrapa y los mata. ¿Dónde estarán entonces, cuando en un instante ellos sean llevados de este mundo?

“Los hijos de Dios necesitan aprender a servir. Ninguna persona nace ya sabiendo como servir. No nacemos como conocedores, excepto quizás para hacer el mal, pero no para bien. ¡Dios me está mostrando que el orgullo, el egoísmo, y el solo estar pensando en mí mismo hace que sea imposible servir! Necesitamos adquirir más humildad, amor y paciencia. Mi esposa y yo le dijimos a Dios que queremos ese tipo de corazón, nosotros queremos ser de bendición y servirle a Dios hasta que nos toque morir. 

“A veces podemos tener contaminación en nuestros pensamientos. Es como la historia que Rick nos contó sobre el trabajador en el aeropuerto que estaba más preocupado por la importancia de la seguridad que por cuidar a las personas, como el hombre en el baño que él estaba rociando con el químico. Creo que la mente del trabajador de salud estaba contaminada, no de una mala manera, sino con una mentalidad equivocada. Si su pensamiento hubiera sido correcto, se habría preocupado por los demás y por su seguridad, y no habría echado ese químico a ese miserable hombre en el inodoro. A veces nosotros somos exactamente como ese hombre que se preocupaba tanto por la importancia de la seguridad, pero no pensaba en la importancia de las vidas de los demás.  A veces nosotros hemos sido culpables de ese mismo error”

Pablo exhortó a los discípulos filipenses diciendo: “No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.” (Filipenses 2: 3-4).  Palabras relevantes hace 2000 años y un desafío práctico que nos llama a la creatividad y a la acción hoy.  

ASISTENCIA Y SERVICIOS

En esta oportunidad tenemos el privilegio de escuchar de un matrimonio joven venezolano — Alejandro y Andrea Hernández sobre el tema de ASISTENCIA y SERVICIOS.

Durante este tiempo de pandemia hemos observado a muchos creyentes tristes y desanimados debido a que no pueden “asistir” a la iglesia. Muchos están a la espera de que nuevamente puedan abrir los locales para volver a seguir asistiendo a la iglesia. Eso nos ha dejado pensativos: ¿Por qué nuestra mente se limita tanto y no vemos más allá? En las Escrituras podemos ver que Jesús nos anima a servir buscando a los perdidos, atendiendo a huérfanos, extendiendo asistencia a las viudas, los enfermos, los presos, la gente de la calle y demás. Se nos hace que a veces nuestra mentalidad está ligada a la idea de “asistencia a los servicios” que dando servicio de asistencia en el nombre de Jesús. Nuestra terminología y el significado tradicional de ella puede ser confusa. Esta situación de la pandemia nos presenta una nueva perspectiva y oportunidad para romper las barreras del local e ir por quienes tanto necesitan del evangelio.

Cuando existe un verdadero enfoque bíblico, una buena instrucción y entendimiento en cuanto al discipulado y el propósito de la iglesia, podemos caminar libremente desarrollándonos bien como cuerpo, haciendo la voluntad del Señor sirviendo y asistiendo a los que no le conocen. No sabemos cuándo cambie esta situación de aislamiento, pero lo que sí debería estar cambiando son nuestras mentes y corazones en cuanto a cómo debería ser nuestro servicio y nuestra asistencia.

En estos últimos días hemos pensado mucho en nuestras propias necesidades y cómo resguardarnos de este virus, sin pensar en aquellos que no tienen nada, ni siquiera esperanza. Dios nos ha estado poniendo algunos retos y enseñándonos. En la segunda carta a Timoteo, el Apóstol Pablo dijo: “Nosotros podemos estar encerrados o encadenados pero la palabra de Dios nunca podrá estarlo.”

Es por ello que aún desde casa podemos aprovechar al máximo los días orando, meditando en las Escrituras, y a la vez, realizando un mejor servicio como el que Jesús nos enseñó.

Esta pandemia puede prolongarse, pero a la vez, Dios puede darnos estrategias para seguir sirviéndole. Ahora que estamos en esta situación reconozcamos que no hemos servido como se debe, además probablemente no hemos tenido una buena preparación para aprovechar las oportunidades que se nos presentan. De nuevo pensando en Pablo, el apóstol, fue encerrado varias veces y en cada situación, encontró cómo aprovechar el tiempo. ¡Creemos que nosotros también podemos aprender!

Mientras estamos a la espera de que todo afuera vuelva a ser como antes podemos llamar, escribir, usar la tecnología como puente para muchas cosas que antes no pensamos. Los perdidos siguen en necesidad de Dios y en necesidad de un servicio de asistencia provisto por nosotros su cuerpo.

Aprovechemos este tiempo para evaluar nuestros valores y principios. Esto nos recuerda las palabras que encontramos en el capítulo once en el último párrafo de la página 325, del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto.

Hermanos, cuando hablamos de servicio, no estamos hablando de predicaciones, de dirigir cultos y cosas por el estilo. Más bien, estamos hablando del ministerio relacionado a un principio encontrado en Mateo 25:37-40, ministerio con los necesitados, los hambrientos, la gente perdida, desesperada y que está sufriendo; los enfermos, presos y abandonados; los huérfanos, viudas, etc. Dentro de la congregación estamos hablando del servicio que está ligado al fundamento de Filipenses 2:1-4. Hasta Pablo y Bernabé fueron exhortados a recordar siempre a los necesitados, cosa que Pablo había procurado hacer con mucho cuidado como parte de su ministerio (Gálatas 2:8-10).

Dios los bendiga.

Alejandro y Andrea Hernandez

Misioneros con SADI – Venezuela