UNA “SEGUNDA” Y NUEVA VIDA PARA SECUNDINO

Fue hace unos siete años cuando conocimos a Secundino en su comunidad tribal. Cuando comenzamos la enseñanza bíblica cronológica en su pueblo, generalmente Secundino se quedaba en la fila de atrás para escuchar.

En ese momento, era difícil discernir lo que Secundino estaba pensando sobre la enseñanza.  Para entonces Secundino era parte de un grupo político-religioso que celosamente mantenía una larga lista de tradiciones, reglas y deberes impuestos por la “iglesia”.  Sin embargo, su curiosidad en cuanto a la enseñanza lo obligó a regresar cada día para escuchar la historia cronológica.  Al mismo tiempo, se gestaba en su interior una gran lucha y conflicto. Secundino estaba viendo contradicciones, cada vez mayores, entre lo que la Palabra de Dios realmente transmite y el adoctrinamiento y la enseñanza religiosa-tradicional que había dominado a su pueblo por generaciones.

Un día, me quedé reflexionando sobre las vidas de las personas.  De repente, se me ocurrió que en el caso de Secundino, su nombre había llegado a simbolizar la transformación que Jesucristo había traído a su vida. Secundino: “segundo en orden”, ¡una “segunda” y nueva vida para Secundino!  ¡Secundino entendió el significado y el propósito de la historia de Dios para su vida, nació de nuevo y se convirtió en un discípulo de Jesús!

Han pasado siete años desde aquella primera enseñanza en su pueblo. Hoy, Secundino, junto con su esposa y familia, forman parte de un grupo creciente de seguidores de Cristo, madurando, trabajando, sirviéndose unos a otros y compartiendo la historia de Dios con otros.

Hace un par de días, Secundino me llamó aparte.  Quería decirme algo personal muy importante. Después de darme un gran abrazo, me sostuvo firmemente los hombros mientras me miraba a los ojos. Con lágrimas en sus ojos, compartió algunas palabras del corazón.  Esto es parte de lo que compartió:

“Todos estamos agradecidos de que este Mensaje y Palabra de Dios haya llegado a nuestro pueblo. ¡Mi vida es muy diferente ahora!  ¡Hoy mi vida está verdaderamente EN Dios!  Ojalá hubiera podido conocer estas cosas de la Palabra de Dios cuando aún era joven.  Todos estos tantos años viví mi vida como un esclavo de la religión muerta. Pero ahora soy libre, soy un hombre nuevo por lo que Jesús ha hecho por mí y lo que está haciendo en mi vida. ¡Jesús no es solamente mi Salvador, Él es mi verdadero dueño!”

¡No todo ha sido tan alentador como podrían sugerir las palabras de Secundino! Ha habido y sigue habiendo muchos desafíos en esta obra como en cualquier otra.  Sin embargo, en medio de las dificultades, Dios continúa trayendo a otros a esta “segunda y mayor vida”, la vida nueva y eterna en Jesús. 

El reto para cada uno de nosotros sigue siendo el mismo, un reto que tiene dos partes.  1. SER discípulos, y 2. HACER discípulos.  Pero será imposible realizar correctamente la segunda parte si no estamos fundados en la primera.  Debemos ser íntegros, honestos, rectos.  

Debemos tener cuidado de no ser llevados por las corrientes de la “cultura evangélica moderna”.   Es una obvia contradicción, pero podemos terminar siendo mejores “obreros” de Dios que hijos de Dios.  Podemos realizar un excelente trabajo pastoral mientras a la vez, no preocuparnos de verdad por la gente.  Quizás somos capaces de “llevar a la gente a Cristo”, pero no llevarla a estar EN Él.  Y aunque sin ninguna mala intención, quizás podemos dirigir a la gente hacia una vida supuestamente cambiada, pero perder el objetivo principal de Dios que es llegar a una “segunda” vida, una vida nueva.  A fin de cuentas eso es el punto fundamental — una
“segunda” y nueva vida para cada uno de nosotros.

ROMANOS 12:1-2

Dios los bendiga,

Rick y Eunice