LA ESENCIA DE LA IGLESIA SE ENCUENTRA EN SU FUNCIÓN

Durante las últimas semanas, hemos revisado juntos cuatro puntos importantes respecto a la iglesia y su liderazgo.  Ahora queremos continuar con el tema, animando a cada pastor, dirigente y líder ministerial en cuanto a lo que es la esencia de la función de la iglesia en contraste con las simples “formas” o “tradiciones” eclesiásticas.  Que Dios los bendiga abundantemente.  Los apreciamos.          

Lo siguiente viene de las páginas 151-153 del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto.        

Todos los miembros deben estar funcionando y sirviendo. No debemos llamar “iglesia” a un grupo de creyentes que se reúne sólo para cantar, dar ofrendas y escuchar predicaciones.  Si sólo unos sirven, en nada se parece a lo que es la iglesia. Solamente cuando cada miembro está sirviendo y funcionando podemos decir que tenemos una iglesia, un cuerpo vivo, el cuerpo de Cristo. 

Hermanos, debemos tener cuidado con lo que pensamos, lo que hablamos y cómo vivimos. Si hablamos de la iglesia sólo en términos de reuniones y estudios, convivencias y actividades, eso es algo vergonzoso, absurdo e inútil. Debemos avanzar a un nivel más serio, enfocado y maduro. El propósito de la iglesia verdadera está ligado al discipulado en todo. Mientras el cuerpo no esté funcionando con cada hermano sirviendo, cada uno siendo valorado por su importancia, desarrollando sus dones y siendo activo, no tenemos una iglesia. 

En demasiados lugares las iglesias siguen el modelo católico romano, aunque éstas lo nieguen. Para estos hermanos la iglesia se trata de una de dos cosas: el edificio que ellos llaman “iglesia” o el culto que allí se celebra. Fuera del edificio y fuera del culto, no hay propósito. La iglesia tiene una forma pero no tiene una función verdadera. 

Hermanos, especialmente ustedes que están en una posición de liderazgo, ¿están haciendo todo lo posible para que cada uno de la asamblea disfrute al máximo el uso de sus dones? ¿Están facilitando oportunidades y ayudando a los demás a funcionar y a servir?

Cuatro puntos importantes respecto a la iglesia y su liderazgo

Cuarta de una serie de cuatro breves reflexiones: 

Cuarto: Si los líderes no están inspirando a los demás a servir, si no están ayudándoles en su desarrollo personal, moral y espiritual, a preocuparse los unos por los otros y a tomar responsabilidad de los asuntos de la iglesia, habrán fracasado como dirigentes y líderes. Cuando todos los hermanos de la asamblea están participando, usando sus dones para edificación de los demás, sirviendo a Dios y a su prójimo, y cuando están trabajando en equipo para alcanzar a los perdidos y necesitados, enseñando y discipulando, entonces sí, la asamblea es en realidad una iglesia y va en un buen desarrollo.

Valores, convicciones y perspectivas

Estos cuatro puntos, entre otros, determinarán hasta qué grado tu ministerio como líder será fructífero. Tus valores, tu seguridad en Cristo, tus luchas con el egoísmo y orgullo, tu madurez, entrega y seriedad en la mayordomía, entre otros factores también juegan un papel muy importante. Tus tratos con los hermanos, tu disciplina en el uso del tiempo, tu amor por los perdidos, la importancia que le das a los demás, entre otras muchas cosas revelará tu carácter a lo largo del tiempo.

Cuatro puntos importantes respecto a la iglesia y su liderazgo

Tercera de una serie de cuatro breves reflexiones: 

Tercero: Si uno desea ser uno de los dirigentes, pastores o líderes, debe entender claramente que su servicio implica la necesidad de estar siempre pensando en los hermanos y en los perdidos, orando por ellos, preocupándose por su bienestar. Los que se dedican a estas cualidades bien pueden dejar de preocuparse por sus predicaciones y sermones, pues su vida diaria se convertirá en una gran enseñanza. Su vida ya estará en un camino mejor, el camino hacia el discipulado con los hermanos.

La enseñanza de la Palabra es un trabajo muy importante, pero si el mensajero no refleja la vida de su mensaje, tampoco tendrá mucha vida su mensaje para la gente. Hay “pastores” que invierten muy poco en los hermanos. Están mucho más ocupados preparándose para pararse detrás del púlpito, que para invertir tiempo en los hermanos y en su desarrollo. ¡Están demasiado ocupados preparando sermones que no les queda tiempo para servir, ayudar y animar a otros a enseñar!

Cuatro puntos importantes respecto a la iglesia y su liderazgo

Segunda de una serie de cuatro breves reflexiones: 

Segundo: Hoy día se usa la palabra “iglesia” de manera muy liberal. Para nosotros, la palabra “iglesia” implica un cuerpo de creyentes donde cada miembro funciona usando sus dones para edificar a los demás.  En muchas “iglesias” lo que se espera de la gente básicamente son tres cosas:

1. Que sean fieles en su asistencia a las reuniones.

2. Que sean constantes en dar ofrendas y “diezmos” (a la iglesia), y

3. Que ayuden en algún servicio para apoyar a los programas de la iglesia.

Aunque eso suena bien, queda muy corto. Es sumamente común en esas iglesias ver a hermanos que tienen cinco, diez, veinte o más años asistiendo (a la “iglesia”) y todavía no tienen ni la menor idea sobre cómo usar su don para el beneficio de la iglesia. Nadie, incluyendo “los líderes”, les ha ayudado a desarrollar sus capacidades.

Este problema tiene mucho que ver con las formas y valores que tiene el liderazgo de la iglesia. Aunque haya varios dirigentes en el grupo de liderazgo y muchas actividades en la congregación, si los dirigentes y hermanos son flojos o inactivos espiritualmente entonces no hay una iglesia. 

Si los creyentes se reúnen para cantar, comer, disfrutar algunas actividades y estudiar la biblia, eso se le puede llamar “un club cristiano” o “reunión social” pero no es una iglesia y no debe ser llamada así.  Se le puede llamar “una denominación”, “una organización religiosa”, etc. pero de ninguna manera se le debe llamar “iglesia”.  La iglesia es el cuerpo de Cristo en acción.  Es la congregación donde todos y cada uno están funcionando usando sus dones para edificar a los demás y para ministrar de manera coordinada a este mundo.

CUATRO PUNTOS IMPORTANTES RESPECTO A LA IGLESIA Y SU LIDERAZGO

Estamos dando gracias a Dios por tu vida, por todos y cada uno de ustedes que están convencidos y decididos a invertir a los propósitos eternos de Dios. Cada uno de ustedes que recibe estas REFLEXIONES, por diferentes razones, se ha convertido en parte de una familia cada vez más grande, un equipo internacional, unido en parte por los valores que nuestro hermano Pablo exhortó a los filipenses: “…viviendo todos en armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito. No haciendo nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y cada uno considerando a los demás como mejores que uno mismo.  Ninguno buscando únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.” (Filipenses 2:2-4)

Durante las próximas cuatro semanas revisaremos cuatro puntos básicos que son importantes respecto a la iglesia y su liderazgo. El texto viene del libro que la mayoría de ustedes ya han leído: Las Lágrimas en el Camino de Mileto. Esperamos que sea de estímulo, ánimo y refrescante para cada uno de nosotros. Que Dios los bendiga.  ¡ANIMO!  

Para ustedes que están en algún puesto de dirigente, o los que desean servir como dirigente, pastor, anciano o líder, estos puntos revelarán mucho sobre tus valores y perspectivas en cuanto al liderazgo y servicio.

================================================

Primera de una serie de cuatro breves reflexiones: 

Primero: Los líderes no son en realidad líderes si no están llevando a los demás hacia su máximo potencial. Tampoco son líderes los que sólo exhortan o mandan a los demás a trabajar pero ellos no ponen el ejemplo trabajando. Los líderes son los que dan  un ejemplo que ayuda e inspira a los demás. Los líderes verdaderos son los que inspiran, sirven, instruyen, aconsejan, ayudan, animan y edifican a los hermanos. Son los que invierten en el desarrollo de los demás, en sus capacidades y dones, además de animar y preocuparse por ellos.  

VAYAN Y APRENDAN

Jesus respondió a los fariseos diciéndoles: “Vayan y aprendan lo que significa ‘Misericordia quiero, y no sacrificio‘” (Mateo 9:9-13).

Las palabras más duras de Jesús parecían estar dirigidas siempre a los líderes religiosos, no al “pecador común”. Aun así, el sentido final y la aplicación práctica de Sus palabras son para todos los hombres de todos los tiempos.

Cuando Jesús pronunció estas palabras en respuesta a los fariseos, “Vayan y aprendan lo que significa ‘Misericordia quiero, y no sacrificio‘”, en ese momento, ¿alguien habría podido comprender hasta qué extremos le llevaría Su misericordia?

Haríamos muy bien en seguir humildemente “yendo y aprendiendo” de Aquel que nos mostró sus grandes misericordias por medio de Su gran sacrificio. 

Dios los bendiga, y ánimo, 

Rick y Eunice 

LO MÁS IMPORTANTE DE TRES COSAS PERMANENTES

Hace un par de días estábamos reflexionando sobre los muchos amigos que hemos conocido a lo largo de los años en el campo misionero entre las etnias. Damos gracias a Dios por cada uno.  Sus grandes e importantes contribuciones han servido para impactar vidas para la eternidad, vidas que, sin el tiempo, los sacrificios y el trabajo dedicado de estos misioneros nunca habrían sido alcanzados. 

Al estar reflexionando sobre algunos de ellos, queremos hacer mención de una familia en particular que nos hizo meditar en unas cualidades sumamente importantes y fundamentales para todo obrero de Dios.  A esta pareja la conocemos hace más de 40 años. Quizás nunca ganará un premio por ser la más rápida y talentosa en el aprendizaje del idioma indígena.  Esta pareja ha luchado con muchos retos, pruebas y dificultades a lo largo de los años.  Su fidelidad en la obra ha sido digna de reconocimiento.

Aunque su fidelidad ha sido ejemplar, es más bien una serie de características sobresalientes en el centro de su fidelidad, no sólo el haber sido fieles, lo que ha marcado profundamente la vida de aquellos a quienes han servido a lo largo de estas más de cuatro décadas. ¡Ser fiel es una cosa, pero ser fiel en lo más excelente y sobresaliente es otra!

Son estas características sobresalientes en las vidas de estos amigos que brindan un gran desafío para los misioneros nuevos, para aquellos que han estado por años en el campo, y también para los que están contemplando el servicio misionero transcultural (u otro ministerio).  Hay tres cualidades en las vidas de esta pareja que se destacan de manera prominente: su fe, su esperanza y su amor.

Al estar reflexionando sobre estos queridos amigos y cómo estas cualidades en sus vidas los han ayudado a sobrellevar la obra a través de muchas tormentas y tiempos difíciles, me trajo de vuelta unos temas en los que hemos estado enfocando con nuestros equipos durante los últimos meses: el tema del avivamiento espiritual, el del amor y el de la gratitud.

Estos enfoques: el avivamiento, el amor y la gratitud (la gratitud como motivación) están inseparablemente relacionados. 

Apocalipsis 2:1-5 en parte nos habla y nos reta en cuanto a un amor que se había disminuido y que necesitaba ser reavivado.

Pero tengo una cosa contra ti: que ya no tienes el mismo amor que al principio. Por eso, recuerda de dónde has caído, vuélvete a Dios y haz otra vez lo que hacías al principio.  (Apocalipsis 2:4-5a)

Luego, en 1 Corintios capítulo 13, de manera clara y a la vez sencilla, define qué es el amor.  

¡Tómate un par de minutos para leer estos dos pasajes familiares!

¡A través de esta REFLEXIÓN queremos compartir el siguiente desafío con ustedes, nuestros amigos y consiervos!

1. Identifica al menos un área de tu vida, tu liderazgo o tu trabajo pastoral en la que puedas mejorar significativamente.

2. Lea 1 Corintios 13 y Apocalipsis 2:1-5 con cuidado y autoanálisis todos los días durante el próximo mes y, al mismo tiempo, reflexione sobre aquellas áreas de tu vida, liderazgo o trabajo pastoral que hayas identificado como necesitadas de atención y avivamiento. ¡A ver si después de un mes, no hemos ganado perspectivas y convicciones renovadas!

Hay muchas cosas en nuestras vidas y/o ministerios que pueden ser “buenas”, pero que en realidad no son tan importantes ni prioritarias, cosas que consumen mucho tiempo y energía.  Por otro lado, hay otras cosas que son realmente importantes, que están relacionadas con los propósitos eternos y prioritarios de Dios, pero que no reciben la atención, los esfuerzos y el enfoque que merecen.   Son estas áreas donde debemos poner nuestra atención, dedicación y tiempo.  Sin embargo, por más excelentes que sean nuestros enfoques, los esfuerzos son totalmente inútiles si no son impulsados por el amor.

El amor y la gratitud son parientes. Los dos están íntimamente relacionados entre sí. TODOS los obreros de Dios deben ser conocidos tanto por el amor como también por su gratitud a Dios. La raíz de ambos se encuentra en nuestras perspectivas de quién es Dios, quiénes éramos nosotros antes de conocerle, y quiénes somos ahora en Cristo.

Hemos estado meditando sobre estos temas últimamente.   Hay pocas cosas que resisten la prueba del tiempo, solamente existen tres en este contexto que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor.  

Que cada uno de nosotros seamos refrescados en “ese mismo amor que tuvimos al principio”, y sigamos creciendo cada día, juntos ejercitando el amor con agradecimiento ante nuestro gran y eterno Dios.

Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor.

Rick y Eunice

¡ES LO QUE HAY EN EL PUNTO CÉNTRICO LO QUE MARCA LA DIFERENCIA! 

El techo de palma mitigaba sólo mínimamente el intenso calor tropical. Los creyentes tribales sudamericanos se reunieron en círculo para compartir con nosotros una variedad de temas diferentes que eran importantes para ellos. Uno de los hombres mayores asumió la responsabilidad de correr del lugar a los perros, gallos y gallinas que persistentemente interrumpieron la reunión. Ya había abundante ruido ambiental con los monos aulladores congregados en los árboles circundantes.

Algunos de los creyentes indígenas tenían preguntas, otros expusieron una variedad de preocupaciones y desafíos que el grupo había estado enfrentando, pero todos querían expresar su gratitud a Dios por lo que estaban aprendiendo y descubriendo en sus vidas. Mientras Eunie y yo tomamos nota de los desafíos más dominantes que enfrenta el grupo, también hubo una serie de reflexiones que se destacaron. 

Daniel se puso de pie y por un momento miró atentamente a todos antes de hablar: “Creer en Dios en gran medida no tiene sentido. Todos nosotros deberíamos entender eso claramente. ¡Casi todo nuestro pueblo cree en Dios! Pero es algo completamente diferente creerle y confiar verdaderamente en Él. Cuando comencé a pensar en cómo Dios debería ser el punto céntrico de todo en la vida, mi vida cambió aún más. Cuando comencé a no solo creer en Dios sino realmente creerle y confiar en Él, me encontré pensando menos en mí y más en los demás, en sus necesidades y cómo ayudarlos tanto física como espiritualmente. Todo empezó a cambiar: mi vida, mi matrimonio, mi familia, mis pensamientos, planes, decisiones, deseos; ¡todo!”

Uno de los otros, Ruiz, compartió una perspectiva similar: “Bueno, he estado viendo muy claramente que aun si estudio la Palabra de Dios todos los días y aprendo muchas cosas, si no la aplico a mi vida, es todo en vano.”

Luego siguió otro comentario: “Todo lo que hemos estado aprendiendo, y la enseñanza de estos últimos meses es algo nuevo para mí. A través de la Palabra de Dios y este discipulado he descubierto una nueva perspectiva y una nueva forma de pensar. Dios debe ser el punto céntrico y gobernar en cada área de mi vida. ¡Dios necesita ser el centro de todo! La forma en que vivía antes era completamente diferente. Seguí mi propia forma de pensar y mis propios deseos. ¡Tener a Dios en el centro de la vida hace toda la diferencia!

A lo largo de estos últimos meses, los incesantes problemas, dificultades y desafíos han parecido las interminables olas del mar que azotan la playa.  No obstante, en medio de circunstancias persistentemente turbulentas, continúa un crecimiento lento pero constante.

Ayer, Eunie y yo estábamos reflexionando sobre algunas de estas cosas mientras caminábamos de regreso de una de las reuniones de oración de la mañana donde los creyentes se reúnen a las 4:00 am en diferentes hogares para orar por la comunidad. Mientras caminábamos por el sendero en la mañana todavía oscura, reflexionamos sobre los comentarios compartidos estos últimos días sobre la diferencia entre lo que es creer en Dios y lo que es confiar verdaderamente en Él, convirtiéndolo en el punto céntrico de todo en la vida.  Quizás la cultura evangélica moderna haya intentado, sin darse cuenta, fusionar estos dos conceptos distintos en una sola idea sinónima.

Sea como fuere, algunos de los nacidos-de-nuevo aquí han llegado a la conclusión de que las dos ideas no son de ninguna manera similares ni compatibles entre sí. ¡Lo que hay en el punto céntrico es lo que marca la diferencia!

Esta mañana queremos agradecer a todos y cada uno de ustedes por invertir en las vidas de sus propios círculos ministeriales. Gracias por tu dedicación, decisión y perseverancia al invertir en el proceso de transformación que se centra en el fundamento, la raíz y el núcleo que realmente marca la diferencia distintiva hoy, mañana y por la eternidad. Tu vida, trabajo, ejemplo y visión son eternamente apreciados.
Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer.  No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.  Romanos 12:1-2 DHH

LA GRAN DIFERENCIA ENTRE UN PADRE Y UN PAPÁ

Todo pastor, líder o responsable que está leyendo esta REFLEXIÓN tiene a su alrededor personas que nunca han sentido el amor genuino de un verdadero padre, “un amor de papá”. Desafortunadamente, muchos jovencitos crecen con desprecio hacia su padre. Algunos cargarán por años con la amargura de no sentirse amados y eventualmente se convertirán en la misma figura que desprecian. No obstante, hay personas como usted que se han convertido en una figura paterna “adoptiva” especial para algunos jóvenes que necesitan un padre, un papá espiritual en sus vidas. En algunos casos han resultado relaciones increíbles similares a la que vemos en Pablo con Timoteo. El cimiento está establecido en dos cosas:

  1. El discipulado verdadero y,
  2. la iniciativa con la intencionalidad.

La semana pasada tuvimos la bendición de observar ese especial “amor de papá” expresado de numerosas maneras y en numerosos contextos con el equipo ministerial CIMA de Bogotá, Colombia. El siguiente es un ejemplo que puede servir para inspirarnos a cada uno de nosotros en nuestros propios círculos de servicio.
¡ÁNIMO!,
Rick y Eunie

=============================================================================

LA GRAN DIFERENCIA ENTRE UN PADRE Y UN PAPÁ

Todavía era temprano cuando llegó José con unos amigos a la puerta. Ahora, un poco más grandes, pero aun llevando las fuertes cicatrices de su niñez. Cada uno de ellos ha experimentado una amplia gama de violencia y abuso. Cada uno sabe bien lo que es ser herido y herir a otros. Es evidente que saben lo que es el abandono, lo que se siente ser despreciado, rechazado, abandonado y desatendido. No son ajenos a la humillación de tener que ir de puerta en puerta pidiendo pan para saciar su hambre.
Uno de ellos soportó los abusos de ser golpeado brutalmente, otro temió repetidamente la terrible sensación de sentirse impotente mientras era retenido, asfixiado y golpeado por su padrastro, esas cosas entre otras experiencias de violencia, maltrato y terror.

Tristemente las experiencias de estos amigos no son extrañas ni “extraordinarias” en esta comunidad caracterizada por alcoholismo, drogadicción, crimen, violencia y familias disfuncionales. Lo que no es tan común es ver a jóvenes como los mencionados viviendo sus vidas con gratitud ante Dios y los demás. Si bien muchos de los jóvenes aquí pronto repiten el ciclo vicioso con el que crecieron, estos jóvenes en particular, aunque marcados por tanto abuso y violencia, están disfrutando de una nueva forma de pensar, una nueva forma de vivir, una nueva comprensión sobre el amor, la familia, la integridad, los valores, carácter y convicción de quiénes son ahora que están confiando en Jesucristo.

Era temprano cuando llegaron y llamaron a la puerta. Les abrimos y entraron los jóvenes. Se sentaron alrededor de la mesa para compartir con nosotros un pequeño desayuno y un tiempo de convivencia, cada uno compartiendo lo que están aprendiendo, cómo Dios ha cambiado sus vidas e incluso cómo han sido objeto de burla y menosprecio en la escuela debido a su firme confianza en Jesucristo.

Hace varios años estos muchachos eran unos más entre la multitud de los chicos problemáticos y conflictivos de la comunidad, pero les invitamos a entrar y formar parte del ministerio educativo discipulado CIMA donde estamos sirviendo. A lo largo de los años con nuestro equipo ministerial, vivieron numerosas experiencias y actividades nuevas para ellos, encontraron un refugio seguro, fueron amados, y ayudados; y fue entonces cuando también escucharon la historia de Dios desde el principio. Recordamos que en ese tiempo les resultó muy difícil creer que el Dios Todopoderoso del relato bíblico se interesaría por ellos. Sin embargo, a lo largo del proceso, poco a poco llegaron a no solo creer en Dios sino a creerle y a confiar plenamente en Él. Uno de los resultados es que ahora son seguidores del Dios que se convirtió en el padre que nunca tuvieron, el amigo que nunca soñaron posible y el destino más allá de lo que podían imaginar.

Aunque no es siempre fácil navegar algunas de las situaciones, conflictos y dificultades, es siempre un honor esforzarnos a representar los propósitos eternos de Dios en lo que Él quiere hacer en cada vida. Puede ser un desafío llevar a un jovencito que tiene un concepto total y completamente negativo de lo que es y de lo que significa “padre” al punto en que pueda ver al Padre Celestial, pero desde una perspectiva totalmente diferente, incluso hasta el punto de exclamar “¡Papá! ¡Abba, Padre!” Es un proceso que requiere disciplina, paciencia, acompañamiento, mucho tiempo, discipulado intencional y más.

Quizás conoces de algún joven en tu propio entorno que aún nunca ha conocido lo que es ser valorado, lo que es una familia, lo que es ser amado y cuidado, y mucho menos una “figura paterna” que tuviera algo que ver con la idea de un hombre verdadero, real y genuino, y menos todavía, uno al que podría llamar “papi”. Quizás tienes a la mano alguna alma preciosa que aún no ha tenido la oportunidad de escuchar con claridad la historia del Gran Abba Padre y entender el significado de Su mensaje para su vida.

Quizás para muchos de nuestros lectores las palabras “padre”, “papá” o “papi” sean sinónimas. ¡Sin embargo, para muchos de los jóvenes con los que trabajamos, las ideas asociadas con estas palabras son mundos aparte! Sin embargo, la diferencia que ha traído transformación en las vidas de algunos de estos jóvenes no ha sido tanto información acerca de lo “qué es” un verdadero padre, sino más bien ha sido una relación con “QUIÉN ES” ese Abba Padre, ese querido Papá.

Porque el Espíritu que Dios les ha dado no los esclaviza ni les hace tener miedo. Por el contrario, el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite llamar a Dios: «¡Papá!» Romanos 8:15 TLA

Bendiciones,
Equipo Cima – Bogotá
¡Ánimo!
Rick y Eunice

DESARROLLO INTENCIONAL DE LÍDERES ATRAVÉS DEL DISCIPULADO

Saludos a cada uno de ustedes.  Esperamos que estén bien.

Recientemente estuvimos trabajando con un grupo de líderes y pastores que representan a más de veinte comunidades e iglesias diferentes. Fue de ánimo observar el deseo genuino de los pastores de discipular, enseñar, ayudar, desarrollar e impulsar intencionalmente a la nueva generación de líderes en sus iglesias.

Sin duda todos hemos observado cómo algunas iglesias “permiten” el desarrollo de nuevos líderes “a pesar de” la falta de ayuda, apoyo y acompañamiento de sus pastores. Es algo muy diferente cuando este proceso tiene sus raíces en la iniciativa de los pastores, los “ovejeros”, de acompañar y animar intencionalmente a otros en su desarrollo.

A lo largo de estos últimos años ha sido una bendición ver a un buen número de hermanos líderes, “ovejeros” de corazón, en diferentes lugares desarrollando este tipo de liderazgo dinámico de discipulado. Eso nos hizo pensar en una parte, entre otras, del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto que ha servido de estímulo y ayuda para varios en este proceso. Lo siguiente proviene de las páginas 57-61.     

Fundamentos del Liderazgo en la Iglesia 

En cada congregación debería encontrarse el tipo de líder al que quisiera llamar “ovejero”. ¿A qué me refiero con esto? En nuestros tiempos nos hemos acostumbrado a usar la palabra “pastor”. En realidad la palabra “pastor” es la mejor, sin embargo, hemos perdido el significado y sentido correcto de ella. Me refiero a que en muchos casos, el título de “pastor” significa “el predicador”, “el encargado principal”, “la autoridad máxima de la iglesia” y “el hermano de más importancia en la congregación”. Estos conceptos de carácter, actitud o posición, son ajenos a lo que encontramos en las enseñanzas del Nuevo Testamento. 

En el Nuevo Testamento encontramos dos, y solamente dos trabajos instituidos y formales relacionados a la iglesia. En primer lugar vemos a los ancianos o dirigentes. En segundo lugar vemos a los diáconos. El enfoque del trabajo de los dirigentes se relacionaba con el bienestar espiritual de la asamblea. El trabajo de los diáconos de la iglesia primitiva se relacionaba con ciertos ministerios de administración y servicio, aunque no se limitaba a ellos. 

La pluralidad en el liderazgo 

Hay varios términos que se utilizan para referirse al trabajo de los dirigentes. Se reconoce, casi universalmente, que los términos bíblicos en el Nuevo Testamento para obispo, anciano, dirigente o “sobreveedor”, son diferentes títulos para referirse al mismo servicio. El título de “anciano” o “dirigente” hace énfasis en el carácter honorable o respetuoso del obrero, mientras que el título de “sobreveedor” enfatiza la función, el propósito y servicio del ministerio. No entraremos en largas explicaciones en este punto sobre los muchos detalles respecto a los dirigentes. Sin embargo, queremos tocar unos puntos que podríamos considerar primordiales, como recordatorio para nuestras congregaciones y para otras que comparten estas convicciones bíblicas. 

En primer lugar, en ninguna parte del Nuevo Testamento se promueve la idea, ni el modelo, de una asamblea o congregación con un solo pastor. En las cartas de Pablo, cuando dirigía sus palabras al liderazgo de las iglesias, siempre hacía referencia a LOS dirigentes (en plural). En ninguna parte habla de la función de este liderazgo en forma singular. 

El modelo bíblico que tenemos en cuanto a los pastores en las iglesias es el trabajo en equipo, de pluralidad, de varios hermanos dirigentes trabajando juntos, y no de un modelo romano de liderazgo jerárquico. De hecho, no existía en la iglesia primitiva un sistema como el que encontramos en muchas iglesias de nuestra era. 

Hoy, es común oír de hombres “calificados” o “preparados” para “pastorear” por virtud de sus estudios teológicos. Luego de estudiar en una institución se les llama para ocupar el puesto de pastor. Ahora bien, para nada estamos en contra del estudio formal. Al contrario, lo recomendamos, pero bajo ciertas condiciones. Siempre hemos animado y ayudado a los hermanos, especialmente a los jóvenes, a “prepararse”, pero el punto de vista que tenemos en cuanto a “la preparación” es muy distinto a lo que vemos en la gran mayoría de las instituciones académicas o teológicas. 

La mejor preparación para el liderazgo en la iglesia es el discipulado y el servicio en medio de la misma. A veces el estudio “fuera” del contexto de la comunidad puede ayudar, aunque no siempre. Luego hay entrenamientos especializados para trabajos fuera de la congregación, como es la preparación de misioneros transculturales. Pero aún  en estos casos, el servicio y discipulado dentro de la iglesia ayudará al candidato a ser más humilde, sabio y un mejor líder en el campo transcultural. Ahora bien, reconocemos que en muchas iglesias estos conceptos son desconocidos. Hablaremos de ellos más adelante. Aquí solamente estamos enfatizando el hecho de que, cuando se trata de liderazgo bíblico, el perfil del líder, según el Nuevo Testamento, trata mucho más con la persona, su carácter y su integridad que con sus estudios académicos y conocimientos. 

Si alguien aspira… 

“…si alguien aspira a un puesto de dirigente en la iglesia, a un buen trabajo aspira”. Aparentemente el puesto de liderazgo en la iglesia original estaba abierto para cualquier hermano que calificara según las normas morales y espirituales establecidas. Se puede analizar con mucho cuidado 1 Timoteo 3:1-7, pero no es necesario tanto estudio para reconocer que el texto enfatiza el carácter moral y espiritual del interesado, mucho más que sus habilidades o dones, y más todavía que sus conocimientos académicos. 

Los dones de cualquier dirigente operaban independientemente de su puesto como dirigente. Hermanos, favor de llevar siempre presente esta  verdad; que el puesto y propósito de ser un dirigente es una cosa, y el don de cualquier dirigente es otra. 

En ningún lugar del Nuevo Testamento encontramos congregaciones que hayan votado para nombrar a algún hermano para ocupar un puesto de dirigente en la iglesia. Más bien, cuando un hermano demostraba las cualidades necesarias y la estabilidad espiritual, además del deseo para formalizar su ministerio como ovejero, era reconocido por lo que ya era y lo que ya estaba haciendo. (Lo que “ERA” habla de su carácter, y lo que “HACÍA” habla de su servicio). Dice la Palabra: “Si alguien aspira a un puesto de dirigente….”. Entonces hay dos componentes: el primero es su deseo, y el segundo son sus cualidades morales y espirituales necesarias. 

No había un número establecido de dirigentes y, por supuesto, las iglesias no se limitaban a un solo pastor. Aunque se reconoce en todos los círculos cristianos la pluralidad de liderazgo presentado en el Nuevo Testamento, no todas las iglesias siguen este modelo. Y en muchas iglesias que dicen practicar la “pluralidad” de liderazgo, lo envuelven dentro de una estructura romana, que a fin de cuentas no es en realidad pluralidad de liderazgo.

Que Dios los bendiga ricamente a cada uno de ustedes, nuestros amigos y consiervos profundamente apreciados.

Rick y Eunice