Un llamado al avivamiento.
El Señor reconoció varias cualidades excelentes de la iglesia de Éfeso. Entre ellas: el arduo trabajo de la iglesia, su perseverancia, su celo por la sana enseñanza y doctrina, y su persistencia en medio del sufrimiento. Sin embargo, todas estas buenas cualidades no impidieron que la iglesia descuidara lo más importante, lo primordial. La iglesia fue reprendida, porque ya no tenía el mismo amor y gratitud a Dios que al principio. Dios advirtió a la iglesia que hiciera una autoevaluación y reflexionara acerca de su inicio, cómo fue su vida, actitud y respuesta al descubrir esa nueva vida en Jesús, y que esta autoevaluación diera como resultado volver a hacer lo que hacía al principio. Si no, la iglesia perdería su lugar de honor y bendición.
La situación en muchas de nuestras iglesias hoy bien podría compararse con lo que podemos aprender de la Palabra de Dios dirigida a la iglesia de Éfeso hace tanto tiempo (Apocalipsis 2:1-5).
Una de las cosas que puede traer “anemia espiritual” a nuestras iglesias es la falta de comprensión acerca de la fuente, el “cómo” o la “manera” de cómo Dios bendice. Muchos “cristianos” hoy quieren descansar en las promesas de Dios mientras ignoran cómo se hacen esas promesas. Uno de los innumerables ejemplos de esto es cómo muchas iglesias “estudian” las Escrituras, enfatizando ciertos versículos mientras pasan por alto su contexto.
Queremos seguir animándonos mutuamente y a las iglesias a tomar un tiempo de autoevaluación en el camino hacia el avivamiento. La siguiente ilustración nos recuerda CÓMO mirar las Escrituras, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo.
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El enfoque de muchas personas al leer los primeros versículos del capítulo 1 de Josué es el de la promesa:
Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.» (Josué 1:9).
¡ÁNIMO! ¡Excelente! Pero para apreciar esta promesa, uno debe apreciar el contexto en el que surge − Josué 1:7-9.
Lo único que te pido es que tengas mucho valor y firmeza, y que cumplas toda la ley que mi siervo Moisés te dio. Cúmplela al pie de la letra para que te vaya bien en todo lo que hagas. Repite siempre lo que dice el libro de la ley de Dios, y medita en él de día y de noche, para que hagas siempre lo que éste ordena. Así todo lo que hagas te saldrá bien. Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.»
Dios nos instruye sobre cómo pensar, cómo vivir, cómo tratar a los demás, y en cuanto a valores, decisiones y convicciones. Él quiere vivir entre nosotros, dirigirnos, usarnos y también bendecirnos. Por medio de Su palabra nos dio un “mapa” para llegar a ese fin. La primera pregunta no es: ¿Dios realmente está con nosotros?, sino más bien: ¿Estamos nosotros con Él?
Rick y Eunice