Me acuerdo cuando era más joven en el discipulado con nuestros pastores escucharles decir en cuanto a los hermanos en general: “Úsalos o piérdelos”. La idea que nos estaban comunicando era la de que cada individuo quiere ser útil y cada uno desea contribuir de manera significativa. Nuestros pastores estaban desafiándonos a pensar no solamente en nuestro propio desarrollo sino en el desarrollo de los demás. Nos estaban tratando de ayudar a entender uno de los roles más importantes en la responsabilidad del liderazgo y en el discipulado real: ayudar, animar, inspirar, facilitar, apoyar, e impulsar a los demás en sus dones, servicio, y desarrollo.
Fueron años después que pude apreciar la importancia de todo lo que esto implica. Los dirigentes, los pastores y los líderes necesitamos aprender a tener disciplina con nuestros pensamientos. Hay una gran necesidad de mirar mucho más allá de lo superficial.
Hay pastores que hacen un excelente trabajo organizando los cultos, sus enseñanzas, los programas, etc. Hay otros que van más allá todavía y buscan intencionalmente conectarse personalmente con los hermanos antes y/o después de los cultos, saludarlos, y animarlos. Y hay todavía algunos que sobresalen más aun en su preocupación por la gente y en su servicio hacia los demás.
Pero cuando tomamos en cuenta los ejemplos de liderazgo que tenemos en las Escrituras, especialmente de nuestro hermano Pablo, es un misterio la escasez de líderes que encontramos hoy en día que realmente dan importancia a los hermanos, que ven la importancia de sus vidas y la importancia de su función en el Cuerpo para que la iglesia pueda ser de verdad iglesia. Son escasos los pastores que trabajan intencionalmente en buscar cómo ayudar y apoyar a los miembros de sus congregaciones a desarrollarse en sus dones y en sus propios ministerios. ¡Y el resultado es que en muchos casos, después de un tiempo, los hermanos que no se sientan útiles, apreciados, necesitados o valorados se van en busca de donde sus vidas y servicio pueden recibir un mejor uso! ¡Pastores — Úsalos, o piérdelos!
Unas preguntas que nos pueden ayudar en este tema:
1) ¿Cada miembro de su congregación se siente útil? Como líder o pastor, ¿estás invirtiendo tiempo con cada hermano para ayudarlo a seguir desarrollándose?
2) ¿Hay ministerios desatendidos en la congregación donde unos podrían aplicar sus dones y talentos para edificación de los demás? (Ejemplos: El tablero de las comunicaciones de los misioneros, información y promoción misionera. Un equipo dedicado a recibir a los hermanos antes de las reuniones y ver cómo están de verdad, y quizás orar con y por ellos. Individuos que ayudan a los hermanos participar y compartir en los tiempos abiertos. Hermanos encargados con la responsabilidad de buscar necesidades y solucionarlas. Quiénes toman nota de cualquier persona que faltó en una reunión de la familia (congregación) y quiénes irán para ver si está enfermo o si tiene algún problema, etc. Quién en la reunión dominical está al tanto de la situación y necesidades en el campo misionero y de los otros ministerios de la iglesia para dirigir a la congregación a orar en grupitos durante la reunión). ¡Éstas son algunas ideas, pero hay muchas más!
3) Hermanos pastores, ¿ustedes están al tanto de los dones de cada miembro de su congregación? ¿Están siendo proactivos para ayudar a cada uno tener oportunidades, apoyo, ánimo y acompañamiento en su desarrollo?
4) ¿Cómo se sienten los miembros de la asamblea? ¿Se sienten útiles, necesarios, apreciados, valorados e importantes en la función de la congregación?
Nuestros queridos hermanos, una observación relacionada e importante: a veces el dar “reconocimientos” sirve para bien para animar e impulsar a algunos, pero a veces puede servir para despertar el orgullo y la vanidad. Hay que tener cuidado con estos asuntos. Sin embargo hay algo parecido al “reconocimiento” que es necesario muchas veces, y si no es necesario, de todas maneras sirve para ayudar y edificar. Eso es la afirmación. La afirmación nos puede ayudar a ver dónde y cómo mejorar, o para tener otra perspectiva objetiva con respecto a nuestros esfuerzos. Los pastores deben ser los primeros en compartir afirmación con cada miembro de sus congregaciones.
Hay una muy breve porción del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto que deseamos incluir con esta REFLEXIÓN. Nuestro hermano Pablo siempre andaba contemplando cómo edificar a los demás.
Eso lo vemos en el capítulo 4 de Filipenses donde vemos que hasta en las ayudas que recibió Pablo, buscaba como convertir todo en edificación para los demás.
¡Qué Dios nos ayude a cada uno de nosotros a madurar aún más en el discipulado integral en este nuevo año 2020! Dios los bendiga. Rick y Eunice
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Sacado del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto, páginas 55-56 de la carta a nuestros queridos amigos, USTEDES!!!————————————————————————
Apreciado hermano o hermana, queremos que esta “carta” te sea de mucho ánimo para confiar, cada día más, en la Palabra y así evitar los pantanos donde tantos han terminado y perdido todo, enredándose en el egoísmo, el orgullo, en el institucionalismo y en la religiosidad.
Nuestro hermano Pablo, al meditar sobre la iglesia de Filipos, pensaba en su deseo de que cada uno de los hermanos tuviera cada día más en su cuenta eterna. En Filipenses 4:17, Pablo expresó este deseo: “….lo que quiero es que ustedes lleguen a tener más en su cuenta delante de Dios”. Este deseo que tuvo Pablo por los Filipenses es el mismo deseo que Eunice y yo tenemos por todos y cada uno de ustedes.
Queremos que sus vidas sean eternamente bendecidas. Queremos que su amor por los demás y por las iglesias siga creciendo. Queremos que lleguen a preocuparse cada día más por los perdidos, y por el bienestar de los hermanos, y por la buena función de cada iglesia. Queremos que sus lágrimas reflejen la misma madurez, entrega, valentía y amor que las de Pablo.
Las lágrimas derramadas al lado del mar Mediterráneo son las mismas que siguen corriendo hoy día en diferentes partes del mundo. Lágrimas que conllevan un anhelo espiritual eterno, un amor, y una esperanza profunda. Cuídense para que no sean desviados de la verdad. Conozcan mejor al Señor Jesucristo y crezcan en Su gracia y amor. ¡ÁNIMO!