ASISTENCIA Y SERVICIOS

En esta oportunidad tenemos el privilegio de escuchar de un matrimonio joven venezolano — Alejandro y Andrea Hernández sobre el tema de ASISTENCIA y SERVICIOS.

Durante este tiempo de pandemia hemos observado a muchos creyentes tristes y desanimados debido a que no pueden “asistir” a la iglesia. Muchos están a la espera de que nuevamente puedan abrir los locales para volver a seguir asistiendo a la iglesia. Eso nos ha dejado pensativos: ¿Por qué nuestra mente se limita tanto y no vemos más allá? En las Escrituras podemos ver que Jesús nos anima a servir buscando a los perdidos, atendiendo a huérfanos, extendiendo asistencia a las viudas, los enfermos, los presos, la gente de la calle y demás. Se nos hace que a veces nuestra mentalidad está ligada a la idea de “asistencia a los servicios” que dando servicio de asistencia en el nombre de Jesús. Nuestra terminología y el significado tradicional de ella puede ser confusa. Esta situación de la pandemia nos presenta una nueva perspectiva y oportunidad para romper las barreras del local e ir por quienes tanto necesitan del evangelio.

Cuando existe un verdadero enfoque bíblico, una buena instrucción y entendimiento en cuanto al discipulado y el propósito de la iglesia, podemos caminar libremente desarrollándonos bien como cuerpo, haciendo la voluntad del Señor sirviendo y asistiendo a los que no le conocen. No sabemos cuándo cambie esta situación de aislamiento, pero lo que sí debería estar cambiando son nuestras mentes y corazones en cuanto a cómo debería ser nuestro servicio y nuestra asistencia.

En estos últimos días hemos pensado mucho en nuestras propias necesidades y cómo resguardarnos de este virus, sin pensar en aquellos que no tienen nada, ni siquiera esperanza. Dios nos ha estado poniendo algunos retos y enseñándonos. En la segunda carta a Timoteo, el Apóstol Pablo dijo: “Nosotros podemos estar encerrados o encadenados pero la palabra de Dios nunca podrá estarlo.”

Es por ello que aún desde casa podemos aprovechar al máximo los días orando, meditando en las Escrituras, y a la vez, realizando un mejor servicio como el que Jesús nos enseñó.

Esta pandemia puede prolongarse, pero a la vez, Dios puede darnos estrategias para seguir sirviéndole. Ahora que estamos en esta situación reconozcamos que no hemos servido como se debe, además probablemente no hemos tenido una buena preparación para aprovechar las oportunidades que se nos presentan. De nuevo pensando en Pablo, el apóstol, fue encerrado varias veces y en cada situación, encontró cómo aprovechar el tiempo. ¡Creemos que nosotros también podemos aprender!

Mientras estamos a la espera de que todo afuera vuelva a ser como antes podemos llamar, escribir, usar la tecnología como puente para muchas cosas que antes no pensamos. Los perdidos siguen en necesidad de Dios y en necesidad de un servicio de asistencia provisto por nosotros su cuerpo.

Aprovechemos este tiempo para evaluar nuestros valores y principios. Esto nos recuerda las palabras que encontramos en el capítulo once en el último párrafo de la página 325, del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto.

Hermanos, cuando hablamos de servicio, no estamos hablando de predicaciones, de dirigir cultos y cosas por el estilo. Más bien, estamos hablando del ministerio relacionado a un principio encontrado en Mateo 25:37-40, ministerio con los necesitados, los hambrientos, la gente perdida, desesperada y que está sufriendo; los enfermos, presos y abandonados; los huérfanos, viudas, etc. Dentro de la congregación estamos hablando del servicio que está ligado al fundamento de Filipenses 2:1-4. Hasta Pablo y Bernabé fueron exhortados a recordar siempre a los necesitados, cosa que Pablo había procurado hacer con mucho cuidado como parte de su ministerio (Gálatas 2:8-10).

Dios los bendiga.

Alejandro y Andrea Hernandez

Misioneros con SADI – Venezuela 

¡Lecciones de un Ancianito!

Seguimos recordándoles hermanos.  Damos gracias a Dios por sus vidas, cada uno sirviendo en un contexto distinto.  Los valoramos, respetamos y apreciamos.

Esta mañana tuve una conversación con un ovejero muy especial para mí, uno de los pastores que ha invertido en mi vida personal desde hace casi 50 años.  Ya no tiene las mismas fuerzas que hace tanto tiempo, sin embargo el pastor Hahn tiene las mismas convicciones, los mismos valores, enfoque y amor.

El hermano Hahn entabló una conversación sobre la importancia de ayudar a los demás a usar y desarrollar sus dones espirituales. “Cada hijo de Dios tiene su don espiritual.  Los pastores deben ayudarlos y afirmarlos en el ejercicio de sus dones y así los hermanos pueden experimentar el gozo y el privilegio de servir edificando el Cuerpo de Cristo.” dijo el pastor.

Le pregunté sobre sus actividades y ministerios.  Después de contarme varias cosas, el hermano expresó lo siguiente: “Hay una congregación aquí donde estamos viviendo ahora.  Estoy pensando que si nos mudamos, me gustaría plantar una nueva congregación en un lugar donde no hay.”

Mientras que el pastor me contaba algunos detalles de su plan, que incluía la organización de un pequeño equipo y visitas casa por casa para conocer las necesidades de la gente, yo me quedé reflexionando en la huella que su discipulado ha dejado en tantas y tantas vidas a lo largo de los años.  ¡Siempre sirviendo con ánimo y visión, siempre involucrando a otros en el servicio, siempre acompañando y animando a otros en sus servicios!

El pastor Hahn se quedó pensativo un momento y luego dijo: “Algunos me dicen que estoy demasiado viejo para eso.  Es cierto que me estoy haciendo un poco mayor, ¡pero no he terminado todavía!”

Sus palabras me dejaron reflexionando en lo que he observado a lo largo de los años en su vida.  Visión, ejemplo, fidelidad, decisión, entrega a Dios, entre otras cualidades — cualidades que realmente son impactantes en la vida de cualquier obrero de Dios, ¡especialmente en la vida de uno que sigue adelante a pesar de sus limitaciones a los casi 99 años de edad!

Hebreos 10:24 — Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien.

El reto esta tarde es el ejemplo de un hermano “mayorcito” que sigue alabando a Dios con todas sus energías en medio de cualquier circunstancia, siempre buscando ayudar a los demás a crecer.  ¿Qué podemos hacer hoy o mañana para ayudar, inspirar, servir y apoyar a los demás en nuestras congregaciones a tener más amor, a usar sus dones, a hacer el bien, y en el proceso ser bendecidos por El Director Celestial?

Antes de concluir nuestra conversación, el pastor Hahn manifestó su desagrado respecto las restricciones relacionadas con el asunto del Coronavirus ya que el pastor es parte de un equipo de hermanos (la mayoría viejitos, ¡pero no tanto como él!) que están construyendo pequeñas casas para familias desamparadas en Tijuana, México.  Estaba molesto porque los organizadores suspendieron el trabajo.  Expresó su desacuerdo porque no sabe cuánto tiempo tiene para seguir invirtiendo en las vidas de los demás.

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Lo arriba mencionado sucedió hace unos días.  Hace siete años les escribimos la
“carta personal”, o “libro”, Las Lágrimas en el Camino de Mileto.  En el libro mencionamos en varias partes el ejemplo de la vida de este hermano Hahn.

Hoy nuestro deseo, de todo corazón, queremos animarles a ustedes nuestros valorados hermanos.  Sus vidas también son un ejemplo y testimonio como la del hermano Hahn que Dios está usando para impactar y marcar las vidas de otros.  GRACIAS HERMANO DONDE QUIERA QUE ESTÉS.

Lo que haces en tus diferentes responsabilidades es importante, pero también CÓMO lo haces.  Una parte muchas veces no muy bien contemplada en el carácter del obrero es su equilibrio o su estabilidad en su forma de ser como también en sus valores y convicciones.  Conforme van pasando los años esa estabilidad en medio de todo lo de la vida va cobrando más y más valor y peso en el testimonio y ejemplo del obrero.

Damos gracias a Dios por tu vida y tu servicio.  Esperamos que esta breve meditación te haya sido útil.  A continuación — dos párrafos sacados del libro Mileto relacionados con el hermano pastor Hahn y que enfatizan lo que tratamos.   Dios te bendiga.

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Del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto, paginas 108-109:

Ya han pasado 40 años desde que siendo un jovencito conocí a estos hermanos. Desde hace tiempo, los dos hermanos líderes principales ya cedieron lugar a otros, quienes ahora han seguido en el liderazgo de nuestra iglesia. Pero su estilo de vida, su servicio y sus ministerios jamás han disminuido.

Sus manos ya no tienen la misma fuerza que antes. Sus cuerpos ya no tienen la misma resistencia como hace tantos años.  Pero sus vidas no han cambiado. Su preocupación, disponibilidad, voluntad, visión y amor por cada uno de nosotros, y su dedicación para contribuir a toda costa para alcanzar a los perdidos, jamás ha disminuido.  ¡Qué ejemplo!

La pandemia ha servido

La pandemia ha servido para revelar numerosas deficiencias en la sociedad mucho más allá de lo que está directamente relacionado con el virus.  Una de ellas es la integridad familiar.

Para muchos hogares este tiempo de estar “encerrados” ha sido un tiempo edificante, de renovada comunión y conexión entre miembros de la familia.  Para otros ha sido un tiempo insoportable y ha revelado un sinfín de deficiencias y fracturas en la integridad del hogar.  Muchos “hogares cristianos” como también “hogares inconversos” se encuentran azotados en estos días.

Para este mes abril de 2020, queremos animar a los pastores en cuanto a este aspecto relacionado con nuestras iglesias.  Es un asunto que incluye muchas facetas y puede ser aún más complicado ahora debido a factores relacionados con la pandemia, economía, etc.

Esperamos que la siguiente porción del libro Las Lágrimas En El Camino De Mileto puede servir de estímulo para sus ministerios relacionados con la integridad familiar en estos días.  Se trata de manera resumida con la familia, orden en el hogar, el papel del hombre, de la mujer, el matrimonio y la familia.

Que Dios de fortaleza, ánimo, guía, creatividad y sabiduría a cada uno de ustedes obreros de Dios, pastores, misioneros, nuestros amigos y hermanos queridos.  Damos gracias a Dios por sus vidas.

Rick y Eunice

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Aplicando los preceptos bíblicos a la vida en las páginas 353-359 (editado) Las Lágrimas En El Camino De Mileto

Aplicando los preceptos bíblicos a la vida

Recomendaciones en cuanto a la aplicación de estos preceptos bíblicos:

  • Hablando con ustedes, los hombres: Hermanos, ustedes deben ser realmente la cabeza del hogar. “Cabeza” no significa “jefe” o “el que manda”, sino, más bien, el que da dirección, el que alimenta a su familia espiritualmente, el que dirige su familia por el buen camino y establece una disciplina en el hogar; el que suple las necesidades esenciales (no los antojos o libertinaje) de cada uno.

El hombre que no toma la iniciativa para dar dirección espiritual, moral y emocional, además de suplir las necesidades físicas de su hogar, no tendrá ningún ministerio realmente efectivo de largo plazo en ninguna parte. Hermanos, deben ser verdaderamente humildes y buscar la manera de amar bien a sus esposas e hijos. Aunque muchos no fueron criados con este ejemplo, sí pueden aprender a hacerlo con su familia.

Apliquen los principios dados en la Palabra y verán cambios edificantes tanto en el hogar, como en su vida personal.

En cuanto a los hermanos solteros: aunque no tienen esposas e hijos, la integridad en su trato con los demás, su prudencia, su disciplina y su compromiso revelará su carácter para liderazgo.  Acuérdense, uno de nuestros pastores, soltero todo su vida y ahora con casi 85 años, ha sido de gran ejemplo, bendición, ayuda y ánimo para todos.  Aunque las dinámicas de la vida de soltero son diferentes que las de los casados, los principios y fundamentos del carácter son los mismos.

  • Hablando con ustedes, las mujeres: Hermanas, ustedes deben ayudar a sus esposos a encontrar la manera de ser cabeza del hogar. Ustedes deben ser sabias y entender que muchos varones en la actualidad no saben cómo ser hombres verdaderos. Nunca tuvieron ningún modelo de lo que es un amor verdadero de padre. Muchos llevan profundas heridas y cicatrices de abandono, rechazo y de resentimiento, que vienen a raíz de su experiencia como niños. Sin darse cuenta y, a veces, aun sabiéndolo, no encuentran la manera de resolver el pasado, arreglar el presente y organizar el futuro.

A veces la esposa sabe muy bien cómo criticar, pero nunca ha aprendido a ayudar, animar, a apoyar y a motivar. Hermanas, la crítica no les va a ayudar a lograr el mejoramiento del matrimonio y del hogar, pero su apoyo respetuoso sí.

  • Para ambos, cónyuges: No dejen crecer los conflictos. Juntos deben buscar cómo resolverlos. En nuestro matrimonio, Eunice y este servidor, establecimos un fundamento que nos ha sido de mucha ayuda y bendición a lo largo de los años. Los asuntos de hoy deben ser resueltos hoy. Cualquier ofensa, malentendido o desacuerdo debe ser perdonado, aclarado o resuelto el mismo día. No deben dejar que pasen los problemas de un día para otro.

Les recomendamos mucho aplicar este principio en sus matrimonios. Para lograr un arreglo adecuado, aun en los problemas más fuertes, se requiere que el hombre sea humilde y que sepa cuándo y cómo pedir perdón. La mujer debe saber controlar su lengua y pronunciar palabras suaves y sabias. También debe aprender a pedir perdón.

Este principio solamente funcionará si están los dos comprometidos a llevarlo a cabo. ¡Comprométanse ahora mismo con este valor y fundamento!

  • Para ustedes que tienen hijos, no es sabio, ni prudente, ni de ayuda, dejar que sus hijos hagan lo que les dé la gana. Sus hijos merecen mucho más de ustedes. Hay padres que piensan que han hecho lo suficiente con sólo decirles a sus hijos lo que supuestamente deben hacer, o solamente regañarlos, pero no les dan dirección y no los disciplinan. Sus hijos necesitan comprensión, orientación y ayuda para ir dando los pasos para el desarrollo de una relación.

Otra vez, se trata de valores y fundamentos. Los padres deben saber gobernar bien su casa y HACER que sus hijos sean obedientes y respetuosos.

Cuando un joven se fija en la buena figura de una chica, ¡probablemente no está tan interesado en la consideración de otros valores! Aquí es donde los padres deben aportar una perspectiva más amplia y ayudar a los jóvenes. Ustedes, los padres, entienden que si sus jóvenes se unen en una relación, ambos vivirán con mucho más que una buena figura y la ilusión de estar besándose las 24 horas, etc. Los jóvenes necesitan ayuda para orientarse bien en cuanto a los valores y fundamentos que les van a llevar por un camino de bendición y vida. Padres de familia, ayuden a sus hijos.

¡Cuántos fracasos hemos visto!  ¡Allí están los padres llorando, sorprendidos por éstos, después de haber hecho todo lo posible para garantizar la derrota! Los que tienen hijos adolescentes, tienen una oportunidad única en esta etapa de sus vidas para hablarles de lo que viene. ¿Saben dónde están sus hijos cuando salen a pasear?  ¿Realmente saben lo que están haciendo y con quién? ¿Realmente piensan que después de que su hijo conoce a la muchacha tan bonita de la esquina, de repente está sumamente interesado en hacer las tareas de la escuela, cuando antes no hacía nada?  De repente siempre quiere estar haciendo las tareas de la escuela, pero en casa de su nueva amiga. Pero, ¿Por qué después de tanto tiempo haciendo tareas todavía tiene malas calificaciones? ¿Su hijo está enfermo? ¿Por qué sus labios parecen estar tan chupados?

A veces los padres sólo se preocupan por sus hijos cuando ya están en medio de un problema, pero no les ayudan a evitar los problemas. Todo eso lleva a una repetición de cosas lastimosas y evitables con los jóvenes metidos en inmoralidad, embarazos, hijos nacidos de “padres” totalmente irresponsables, etc. Pues no han establecido el fundamento de un matrimonio, un hogar y una plataforma sana para formar a su hijo. Hay mucho que decir sobre los hijos y su desarrollo pero no es el enfoque de nuestro trabajo aquí. Sin embargo, les animamos, hermanos, a estar con sus hijos en cada etapa de su desarrollo y a ayudarles en cada aspecto de sus vidas.

FERMIN

Era casi la medianoche y haciendo mucho frío cuando avanzábamos por cierta calle oscura.  Nuestro equipo ministerial estaba pasando por donde había basura amontonada al lado de la calle.  Enormes ratas y otros bichos pasaban por los desperdicios cuando de pronto se movió lo que parecía ser un solo zapato en la parte superior de los desechos.

Nos detuvimos al ver el movimiento.  Al remover las bolsas de basura, cartones y otros deshechos, de repente aparecieron unos brillantes ojitos.  Sin querer habíamos asustado a un señor que estaba durmiendo en lo que era para él un refugio del frío y un “escondite” debajo de los desperdicios amontonados.

Habíamos interrumpido su “descanso” por lo cual le pedimos disculpas.  Al preguntarle su nombre, nos respondió respetuosamente y con mucha amabilidad: “Fermín, me llamo Fermín”.

Ese mismo día Fermín había salido de una clínica en el centro de la ciudad.  No tuvo dónde ir. Sin familia, ni amigos, y sin dinero se encontró en las peligrosas calles de la ciudad.  Había encontrado refugio en la calle, junto a los indigentes de la zona. Fermín había sufrido un atropello y como consecuencia perdió uno de sus pies.  Pero eso era solamente uno de los retos que Fermín enfrentaba. No olvidaremos pronto los brillantes ojos y el rostro de este ser precioso. Fermín puede servir para representar a muchos de los que encontramos en los diferentes círculos ministeriales.

La noche que encontramos a Fermín, habíamos llevado a varios niños del ministerio CIMA junto con los miembros de las congregaciones a ministrar en las calles del centro de la ciudad.  Nos dividimos en pequeños equipos antes de dirigirnos a la oscuridad. Cada uno llevaba una ofrenda de su propio hogar con que ayudar a algún necesitado. Algunos llevaron una cobija, otros llevaron una bufanda, guantes, una comida o una bebida calientita.

Tuvimos un breve pero agradable encuentro con Fermín.  Unos del equipo buscaban un cartón sobre lo cual pudo recostar su cabeza, otros le ayudaron a reacomodarse con las cobijas limpias que habían traído de sus casas, y otros le sirvieron una comida caliente.  Lo que hicimos esa noche con Fermín y los demás en semejante situación no fue ningún “gran ministerio”. Hubiéramos querido hacer mucho más. Para nosotros fue una oportunidad de recordar como el Salvador se acercó a cada uno de nosotros en nuestra necesidad.  Fue un recordatorio de que debemos vivir siempre agradecidos por la misericordia que Dios nos ha tenido y a la vez compartirla con los demás.

Un día, hace casi 2000 años, Jesús sorprendió a sus discípulos con una charla relacionada con el servicio que aparentemente no llevaba mucha “importancia espiritual”.  En su breve reflexión los hizo entender que a veces con solo el impulso natural de un individuo nacido-de-nuevo de servir a los necesitados a su alrededor uno está sirviendo a Cristo.

(Y entonces preguntarán) “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojamiento, o sin ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”El Rey les contestará: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.” (Mateo 25:37-40)

Escrito por José Barboza

Si desea leer más, le recomendamos revisar el capítulo 3 del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto (páginas 85-98) de lo cual incluimos una pequeña porción aquí a continuación….

Dinámicas de la Iglesia.

Los Dirigentes Sirviendo con la Congregación

“La Zona Norte”

Por varios años, uno de los ministerios pilares de una de nuestras congregaciones en Tijuana, fue el de trabajar con la gente que vive en la calle. Cada viernes nos reuníamos para orar. Nos pusimos de rodillas preparándonos para salir a la famosa “zona roja” o “zona de tolerancia”, también conocida en esta ciudad como “La Zona Norte”. Después de orar, unos se quedaban para hacer otros ministerios, o para seguir orando.

Los que nos íbamos a “La Zona Norte” nos organizábamos en grupos de cuatro. Cada grupo se componía de un “equipo de oración” y un “equipo de trabajo”, dos en cada equipo.

Salíamos a “La Zona Norte” como a las 9:00 de la noche, regresando temprano por la mañana. El trabajo de este ministerio nos llevaba a caminar por las calles, pasando en medio de vendedores de todo tipo de maldad, y alrededor de ellos, borrachos, prostitutas  y atracadores. En medio de la zona donde se ubican los centros nocturnos y una abundancia de hoteles donde se cobra “por hora”, hay niños que se calientan al lado de fogatas prendidas en las orillas de los callejones. Grupos de niños y jóvenes inhalando pegamento y otras sustancias.

Hombres cubiertos de infecciones acostados en la acera, tapándose del frío con un pedazo de cartón. Gente peleando a media calle. Algunos hombres vestidos de mujer, algunas mujeres como si fueran hombres. Drogadictos y alcohólicos andan por las calles buscando conseguir más droga u otro trago.  Nuestros “equipos de oración” siguiendo, a unos cuantos metros detrás, a los “equipos de trabajo”. ¿A quién debemos levantar de la calle esta noche? ¿A quién debemos invitar a nuestro “hogar”? ¿A quién?

El trabajo en equipo lleva al ministerio efectivo y a la edificación

Por varios años este trabajo fue parte importante en el desarrollo del ministerio con los drogadictos y alcohólicos, y también de la misma congregación. Por medio de ese ministerio, entre otros, entretejidos en la dinámica de la vida de la iglesia, los hermanos aprendieron cada día a servir mejor. Drogadictos, alcohólicos y otra gente de “mala fama” fueron llevados a vivir, a aprender y a ser servidos entre nosotros.  Fueron   ministrados   tanto   en  el   pequeño local de la congregación, como también en las    casas de diferentes miembros de la iglesia, quienes tomaron responsabilidad personal por algunos de ellos. Las historias son muchas. Un buen número de ellas son muy tristes pero también hay algunas de ánimo. La parte pertinente para nuestros propósitos aquí, es la parte relacionada a la vida de la iglesia, su propósito, misión y su función.

Toda la congregación trabajaba. Cada hermano participaba sirviendo a los demás de la asamblea, a la comunidad y fuera de ella. La congregación, aun en medio de su propia extrema necesidad, empezó a enviar ofrendas a misioneros que ni siquiera conocía personalmente. Con el pasar de los años, no sólo siguieron enviando ofrendas económicas, sino también ofrendaron de sus propios miembros, enviándoles como representantes misioneros de la congregación a grupos no alcanzados. La historia sería muy larga si fuéramos a contar solamente una pequeña parte de lo que Dios hizo en y por medio de esta pequeña y muy humilde congregación de Grupo México.

No por Obras

Para REFLEXIONES este mes, compartimos con ustedes una carta escrita por nuestro hermano Jorge Quintero de Tijuana, México.  El siguiente relato se trata de una vida siendo impactada.  Una mujer que estaba muriendo está encontrando vida, sentido, futuro y un destino eterno distinto por medio de su entendimiento del significado de la historia de Dios.

     En esta historia vemos de nuevo la importancia de edificar sobre cimientos firmes.  ¡ANIMO con esta breve REFLEXIÓN!

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Me quedé pensando en cuanto a Doña Tere.  Quién sabe por cuánto tiempo había asistido a diferentes iglesias esperando encontrar respuestas para su vida.  Aunque nunca logró entender las enseñanzas en las iglesias evangélicas tradicionales y el propósito de ellas, algunos de los textos bíblicos más repetidos se le quedaron grabados.  Aunque muriendo, débil y en cama, en casi cada historia bíblica que compartimos con ella exclama: “Mira, ¿ven?, que no es por obras, para que nadie se gloríe.”

     Hace no tanto tiempo Doña Tere estaba en otras circunstancias.  Pero un día cayó en cama y después de un procedimiento de exámenes médicos, le informaron que tenía cáncer.  Entonces la hemos estado visitando con más regularidad, ayudándola con sus medicamentos y otras necesidades. En medio de todo, nos dio la oportunidad de compartir con ella la historia bíblica.  Aceptamos la invitación y comenzamos desde el principio de la historia.

     Ha sido toda una aventura para Tere como también para nosotros.  Aunque ella no conoce la historia ni lo que viene en ella, sigue exclamando las palabras: “No por obras.”  En cada relato donde Tere observa que el hombre recibe la gracia de Dios, lo dice, con convicción, ¡“y casi proféticamente! Que el perdón de Dios no se logra con esfuerzos propios…No es por obras, para que nadie se gloríe.”

     Con Doña Tere comenzamos en el principio.  Explicamos sobre Lucifer y los ángeles caídos, la creación, Adán y Eva, y el pecado.  Repasamos con todo cuidado como vino la separación entre el hombre y Dios, y por consecuencia la corrupción sobre este mundo.  Vimos como Dios prometió enviar a un Libertador para reconciliar y restaurar al hombre con su Creador.

     Luego de la explicación de cómo Adán y Eva habían tenido la intención de “hacerse presentables” delante de Dios, pero que no era aceptable y cómo Dios vistió a Adán y Eva con pieles por medio de la muerte de un inocente, Tere se quedó muy pensativa. Nos quedó mirando un momento y luego exclamó:   “Con razón se dice que no es por obras.”

     Más adelante en el relato de Caín y Abel, cuando Dios miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda, al parecer Tere estaba captando con más claridad algunos principios fundamentales.  Ella manifestaba que estaba entendiendo que el ser humano solo debería tener fe en Dios, pero fe a la manera de Dios, no a la manera de uno.  Tere reconoció que Caín estaba confiando en sus propias capacidades y obras mientras que Abel tuvo toda su fe y confianza en la promesa de que vendría el Libertador.  Al ver Tere la actitud de Caín, de nuevo levanto su voz y dijo: “No por obras para que nadie se gloríe.”

     Ya hemos pasado bastantes horas con Doña Tere.  Seguimos avanzando en la historia de Dios, y Tere sigue repitiendo estas mismas palabras.  Pero conforme vamos avanzando en la historia, aunque Tere no tiene idea todavía de lo que viene en cuanto a Jesucristo, de una cosa esta convencida — que la gracia, la misericordia y la salvación de Dios no es por obras.  Es increíble que una persona que todavía no haya nacido de nuevo tenga más claridad en cuanto a estos fundamentos del evangelio que muchos en nuestras iglesias que tienen mucho tiempo “en la fe.”

     A través de la historia, incluyendo en el relato de Noé, y más aún en la Pascua, Tere vuelve a lo mismo, y a veces no solo ha repetido las palabras, sino que a veces las ha gritado: “No por obras, no por obras humanas.”  En la historia de la Pascua Tere entendió que una vez más Dios había provisto un sustituto inocente para morir en lugar de la gente y fueron liberados no por obras de ellos sino por obra de Dios.

     Todas estas lecciones y otras muchas más en el relato cronológico están preparando a Doña Tere para que pueda entender en su totalidad el significado de la historia bíblica.  Poco a poco seguimos con ella hasta donde su enfermedad nos permita.  Su cuerpo está siendo consumido por el cáncer.  Mientras tanto, sus ojos están fijados en la historia de Dios y esta cautivada por su mensaje, un mensaje que está quedando cada día más claro para ella.

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Para cualquier interesado que desea profundizar más respecto las dinámicas relacionadas con la enseñanza cronológica de la Biblia, les invitamos a revisar el capítulo 6 del libro LAS LAGRIMAS EN EL CAMINO DE MILETO (Paginas 181-216).  En estas páginas hay numerosas pautas y perspectivas relacionadas con este método dinámico de la enseñanza bíblica. ¡Que Dios los bendiga!

“Úsalos o piérdelos”

Me acuerdo cuando era más joven en el discipulado con nuestros pastores escucharles decir en cuanto a los hermanos en general: “Úsalos o piérdelos”.  La idea que nos estaban comunicando era la de que cada individuo quiere ser útil y cada uno desea contribuir de manera significativa.  Nuestros pastores estaban desafiándonos a pensar no solamente en nuestro propio desarrollo sino en el desarrollo de los demás.  Nos estaban tratando de ayudar a entender uno de los roles más importantes en la responsabilidad del liderazgo y en el discipulado real: ayudar, animar, inspirar, facilitar, apoyar, e impulsar a los demás en sus dones, servicio, y desarrollo. 

Fueron años después que pude apreciar la importancia de todo lo que esto implica.  Los dirigentes, los pastores y los líderes necesitamos aprender a tener disciplina con nuestros pensamientos.  Hay una gran necesidad de mirar mucho más allá de lo superficial.   

Hay pastores que hacen un excelente trabajo organizando los cultos, sus enseñanzas, los programas, etc.  Hay otros que van más allá todavía y buscan intencionalmente conectarse personalmente con los hermanos antes y/o después de los cultos, saludarlos, y animarlos.  Y hay todavía algunos que sobresalen más aun en su preocupación por la gente y en su servicio hacia los demás.   

Pero cuando tomamos en cuenta los ejemplos de liderazgo que tenemos en las Escrituras, especialmente de nuestro hermano Pablo, es un misterio la escasez de líderes que encontramos hoy en día que realmente dan importancia a los hermanos, que ven la importancia de sus vidas y la importancia de su función en el Cuerpo para que la iglesia pueda ser de verdad iglesia.  Son escasos los pastores que trabajan intencionalmente en buscar cómo ayudar y apoyar a los miembros de sus congregaciones a desarrollarse en sus dones y en sus propios ministerios.  ¡Y el resultado es que en muchos casos, después de un tiempo, los hermanos que no se sientan útiles, apreciados, necesitados o valorados se van en busca de donde sus vidas y servicio pueden recibir un mejor uso! ¡Pastores — Úsalos, o piérdelos! 

Unas preguntas que nos pueden ayudar en este tema:
1)    ¿Cada miembro de su congregación se siente útil?  Como líder o pastor, ¿estás invirtiendo tiempo con cada hermano para ayudarlo a seguir desarrollándose?
 
2)    ¿Hay ministerios desatendidos en la congregación donde unos podrían aplicar sus dones y talentos para edificación de los demás?  (Ejemplos: El tablero de las comunicaciones de los misioneros, información y promoción misionera.  Un equipo dedicado a recibir a los hermanos antes de las reuniones y ver cómo están de verdad, y quizás orar con y por ellos.  Individuos que ayudan a los hermanos participar y compartir en los tiempos abiertos.  Hermanos encargados con la responsabilidad de buscar necesidades y solucionarlas.  Quiénes toman nota de cualquier persona que faltó en una reunión de la familia (congregación) y quiénes irán para ver si está enfermo o si tiene algún problema, etc.  Quién en la reunión dominical está al tanto de la situación y necesidades en el campo misionero y de los otros ministerios de la iglesia para dirigir a la congregación a orar en grupitos durante la reunión).  ¡Éstas son algunas ideas, pero hay muchas más! 

3)  Hermanos pastores, ¿ustedes están al tanto de los dones de cada miembro de su congregación?  ¿Están siendo proactivos para ayudar a cada uno tener oportunidades, apoyo, ánimo y acompañamiento en su desarrollo?   

4)  ¿Cómo se sienten los miembros de la asamblea?  ¿Se sienten útiles, necesarios, apreciados, valorados e importantes en la función de la congregación? 

Nuestros queridos hermanos, una observación relacionada e importante:  a veces el dar “reconocimientos” sirve para bien para animar e impulsar a algunos, pero a veces puede servir para despertar el orgullo y la vanidad.  Hay que tener cuidado con estos asuntos.  Sin embargo hay algo parecido al “reconocimiento” que es necesario muchas veces, y si no es necesario, de todas maneras sirve para ayudar y edificar.  Eso es la afirmación.  La afirmación nos puede ayudar a ver dónde y cómo mejorar, o para tener otra perspectiva objetiva con respecto a nuestros esfuerzos.   Los pastores deben ser los primeros en compartir afirmación con cada miembro de sus congregaciones.

 Hay una muy breve porción del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto que deseamos incluir con esta REFLEXIÓN.  Nuestro hermano Pablo siempre andaba contemplando cómo edificar a los demás. 

Eso lo vemos en el capítulo 4 de Filipenses donde vemos que hasta en las ayudas que recibió Pablo, buscaba como convertir todo en edificación para los demás. 

¡Qué Dios nos ayude a cada uno de nosotros a madurar aún más en el discipulado integral en este nuevo año 2020!  Dios los bendiga.   Rick y Eunice
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Sacado del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto, páginas 55-56 de la carta a nuestros queridos amigos, USTEDES!!!———————————————————————— 

Apreciado hermano o hermana, queremos que esta “carta” te sea de mucho ánimo para confiar, cada día más, en la Palabra y así evitar los pantanos donde tantos han terminado y perdido todo, enredándose en el egoísmo, el orgullo, en el institucionalismo y en la religiosidad. 

Nuestro hermano Pablo, al meditar sobre la iglesia de Filipos, pensaba en su deseo de que cada uno de los hermanos tuviera cada día más en su cuenta eterna.  En Filipenses 4:17, Pablo expresó este deseo: “….lo que quiero es que ustedes lleguen a tener más en su cuenta delante de Dios”. Este deseo que tuvo Pablo por los Filipenses es el mismo deseo que Eunice y yo tenemos por todos y cada uno de ustedes. 

Queremos que sus vidas sean eternamente bendecidas. Queremos que su amor por los demás y por las iglesias siga creciendo. Queremos que lleguen a preocuparse cada día más por los perdidos, y por el bienestar de los hermanos, y por la buena función de cada iglesia. Queremos que sus lágrimas reflejen la misma madurez, entrega, valentía y amor que las de Pablo. 

Las lágrimas derramadas al lado del mar Mediterráneo son las mismas que siguen corriendo hoy  día  en  diferentes   partes  del mundo.  Lágrimas que conllevan un anhelo espiritual eterno, un amor, y  una esperanza profunda. Cuídense para que no sean desviados de la verdad. Conozcan mejor al Señor Jesucristo y crezcan en Su gracia y amor. ¡ÁNIMO!

Retomando su Norte

En todo ministerio espiritual genuino es esencial que los obreros estén conscientes de la condición y necesidad espiritual de su gente, y también de sus propias vidas

Ayer un hermano, me compartió sobre una situación que le dejó con el corazón partido.  Este individuo es el director de un ministerio internacional, el cual está tratando con una situación difícil y vergonzosa.  Varios hermanos en la iglesia y el ministerio “perdieron su norte” en cuanto a sus valores y propósitos.  Lo que empezó siendo un servicio genuino entre hermanos terminó en un “huerto de espinos” (Mateo 13:22).  Hubo un desvío de principios, fundamentos y valores eternos y lo que llenó el vacío fue la vanidad y mundanalidad.  Con profunda tristeza mi amigo me dijo que al discernir la condición espiritual de estos hermanos ya era muy tarde.  Se habían cerrado a escuchar consejo y dirección de los demás, habían perdido su norte.

Durante estos días he estado meditando en el capítulo 6 de Mateo; este trata principalmente con el asunto de “dónde está nuestro corazón”.  Una parte habla específicamente sobre las perspectivas en cuanto a lo material.  La mayordomía es sumamente importante en todo, pero hay una gran diferencia entre la buena administración y el afán.  Debemos discernir la condición y la necesidad espiritual en los que nos rodean y en nosotros; si hay algo fuera de orden entonces debemos retomar nuestro norte.  En la última parte del capítulo 6 de Mateo, Jesús nos deja con una exhortación: buscar primero el reino de Dios y Su justicia, y todo lo demás, (las demás cosas que necesitamos, serán añadidas).

No podemos profundizar demasiado en este pasaje y en todas sus implicaciones (Mateo 6:33), tampoco hay necesidad de hacerlo.  El capítulo 6, trata principalmente con la cuestión de “dónde está nuestro corazón”.  Este se relaciona con la condición espiritual del hombre.  Si las cosas no están alineadas con los propósitos eternos del Director Celestial, entonces debemos retomar nuestro norte.  El buscar primeramente el reino de Dios implica esfuerzo, atención, enfoque, valor, importancia, dirección, prioridad y más, ¡incluyendo la gratitud por lo provisto!

Seguimos viviendo en este mundo y con responsabilidades en el, pero debemos buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia.  Hay una promesa para el que lo hace.  Es demasiado fácil perdernos “entre los espinos” y ser ahogados por las muchas preocupaciones y afanes.  Si el hombre de Dios se enreda en esas cosas, bien puede seguir aprendiendo de la Palabra intelectualmente, creciendo y eso, pero su condición espiritual tendrá consecuencias.  El mensaje de Dios se quedará ahogado y no lo dejará dar fruto en su vida.  El único remedio es volver a las sombras del altar de Romanos 12:1-2 y retomar su norte eterno.

Queridos amigos y hermanos, lo que me compartió mi amigo me hizo sentir la tristeza que estaba cargando. Ustedes que son líderes, pastores, o responsables en algún ministerio han visto cosas parecidas.

Damos gracias a Dios por sus vidas nuestros queridos hermanos y por los buenos ministerios que están llevando a cabo.  Por medio de esta reflexión queremos animarles a evaluar la condición y necesidad espiritual de su gente, y también de su propia vida.

La siguiente porción sacada del libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto se relaciona con el mismo tema cuando hay situaciones en la iglesia o hasta en el liderazgo.

Dios los bendiga.  Son apreciados y valorados.

Rick y Eunice Johnson

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Las Lágrimas en el Camino de Mileto, páginas 340-342:

La semilla sembrada entre los espinos

Este puede ser un problema para cualquier hermano en la congregación. No es fácil tratar con las perspectivas relacionadas al materialismo. Podemos aprender mucho de los textos ya mencionados de Mateo capítulo 13 en cuanto a la semilla sembrada entre los espinos. En la parábola del sembrador de este mismo capítulo, se darán cuenta de que de las primeras tres tierras mencionadas (en el camino duro, entre las piedras, y entre los espinos), no produjeron ninguna cosecha. En las primeras dos tierras ni siquiera creció la semilla. La semilla sembrada entre los espinos es la única semilla que brotó y siguió creciendo, pero sin dar ningún fruto.

Mediten en esta situación, pues cuando encontramos hermanos en medio de la congregación, enredados y ahogados por estos “espinos”, hay dos problemas.  El primero es el problema personal del hermano enredado en un sistema de valores que no le trae ninguna bendición real. El segundo es que los valores relacionados a sus preocupaciones exageradas en cuanto a los negocios de este mundo y su amor por las riquezas, afectarán de manera negativa a los demás. Hermanos, si llegan a tener una persona de éstas en el liderazgo de la congregación, entonces tendrán un problema adicional.  Ya que en el seno del mismo liderazgo, el mensaje quedará ahogado y eso no dejará dar fruto en ellos.

El “liderazgo” de cualquier hermano materialista, o que se enfoca y se preocupa demasiado por estas cosas, es un “liderazgo” desaprobado delante de Dios e inútil. Sus intereses no estarán en el bien de los demás, quizás tampoco en el bien de su propia familia, sino en la ilusión de lo material. Ser responsable y buen mayordomo es una cosa, ser consumido por lo material es otra.

Hemos visto hermanos inmaduros que proclaman orgullosamente que son responsables. Hacen todo lo posible “para ser responsables y suplir para sus familias”. Sus hijos andan bien vestidos. La familia tiene siempre más y más comodidad, cosas nuevas, ropa nueva, etc. Todo parece tan bonito por fuera. Pero hemos trabajado con sus hijos. Jóvenes amargados, decepcionados y resentidos. Sus papás les han dado todo lo material, pero no les han dado amor, ejemplo, dirección y buena instrucción.

Hermanos, hay mucho detrás de las apariencias. Ser responsable y buen mayordomo es una cosa, ser consumido por lo material es otra. El padre que no puede distinguir entre la provisión material y la provisión emocional, espiritual y moral es un padre que necesita urgentemente una buena orientación.

Cuando un hermano con este tipo de conducta lo introduce al interior del liderazgo de la iglesia, terminará por afectar a todos.  Si en el liderazgo hay hermanos materialistas, el resultado será una carga pesada sobre la iglesia, y como un parásito, infectará y debilitará a toda la congregación.

Unos Zapatos de y una Pelota de Fútbol.

En las Reflexiones anteriores compartimos sobre el acuerdo al que llegaron dos Iglesias para unir esfuerzos con el fin de alcanzar a una de las Etnias que está en uno de los lugares más apartados de nuestro país Venezuela. Esperamos que lo que fue compartido sea de bendición y ánimo para el trabajo en equipo que todos desarrollan en los ministerios en los diferentes lugares donde están.

Escribir de esto que ha sucedido recientemente es inevitable, pues Dios en este último mes permitió que sucediera algo por lo cual habíamos estado orando. Ya desde hace mucho tiempo habíamos esperado que se pudiera hacer la Consultoría que permitiera evaluar cómo esta el nivel de Adquisición de Cultura e Idioma del Equipo Plantador de Iglesia, finalmente eso se logró hacer y todo lo que sucedió para que se llevará a cabo fue sorprendentemente fuera de lo que se había planeado pero a la manera de Dios fue mucho mejor.

Representantes de todas las Iglesias que somos parte del convenio nos reunimos en el lugar donde acordamos hacer la Consultoría, con todo preparado, comida, voluntarios para hacer las comidas, el consultor, los misioneros pero faltaban ellos, los Indígenas que ayudarían para saber cómo estaba el avance de los Misioneros en cuanto al idioma y la cultura, mucho antes de la fecha acordada se había hablado y asegurado por parte de los amigos de la etnia que estarían todos los días que fuera necesario para realizar el chequeo de Idioma y Cultura, ahora bien llegado el tiempo entonces estos amigos se ocuparon en una de las actividades que es parte de su realidad hoy, y es que está actividad les genera muchas ganancias económicas por lo tanto para ellos no tenía valor estar perdiendo tiempo según su perspectiva sentados sólo hablando y escuchando, ahora bien a pesar de no tenerlos para comenzar e ir varias veces a buscarlos y encontrar que querían irse al ver los zapatos y la pelota de fútbol algo cambio pero aún se tenía que convencer a alguien más para que definitivamente se quedarán a ayudarnos, tuvimos una reunión con ellos y todos los representantes de las Iglesias esperando la respuesta afirmativa del motorista de la Curiara (Lancha) quien parecía estar determinado a salir a su comunidad lo antes posible.

Finalmente después de hablar por unos minutos finalmente dijeron que si y que estarían dos jovencitos que al parecer no serían de mucha ayuda según la perspectiva de los misioneros, al día siguiente no todo estaba como se esperaba, pues estos jóvenes debieron llegar temprano y no llegaron, los Misioneros debieron ir a buscarlos y cuando regresaron los misioneros sin los jóvenes indígenas se sorprendieron tanto como todos los que estábamos allí expectantes, quien llegó fue el motorista, ese que tenía una cara de negatividad el día anterior, y estuvo casi todo el día colaborando por más de cinco horas y muy contento se fue después de haber recibido su par de zapatos para jugar fútbol dados como muestra de agradecimiento pero visto por él como pago, sin embargo el amigo motorista sólo alcanzó para evaluar a los misioneros hombres, aún faltaban las mujeres, entonces llegó alguien más que nos sorprendió Y fue el segundo capitán de la comunidad dispuesto a dar su ayuda para el chequeo de una sola de las mujeres, faltaba una misionera pero no había más ayudante pero Dios nos sorprendería aún más con quien vino a ayudar, está vez si fue un jovencito que todos creíamos que quizás no ayudaría mucho porque uno de los criterios para poder hacer la evaluación es que los ayudantes tengan un nivel aceptable de Bilingüismo lo cual con El Motorista y el Segundo Capitán se tenía por ser mayores y tener ese manejo del castellano, lo que no imaginábamos todos era que Dios había llevado a este joven por siete meses a un lugar fuera de su comunidad donde tuvo que aprender castellano y alcanzar ese nivel que se esperaba y fue tan útil que todos vimos como Dios cambio los planes y todo fue mucho mejor de lo planeado con estos tres amigos que apoyaron para la consultoría y fueron a su comunidad con zapatos y una pelota para jugar futbol, todos quedamos impresionados de cómo esos artículos deportivos sirvieron para poder realizar la Consultoría.

Agradecemos a Dios por todos los detalles en los que vimos su fidelidad, provisión y amor. Agradecemos por el aporte de cada uno de los que estuvieron involucrados en este proceso, por los buenos resultados de la Consultoría, por todos los Retos que tenemos por delante y por el gran privilegio de participar. Gracias por seguir orando por nosotros.

Alfredo y Audia Hernández.

Congregaciones Funcionando en Equipo para la Obra Misionera Transcultural

Saludos a todos nuestros amados hermanos que reciben estas REFLEXIONES. En esta oportunidad queremos compartir con ustedes lo que para nosotros es un motivo de alegría en lo que Dios está haciendo en Venezuela para alcanzar a las etnias.

Hace unas semanas dos congregaciones de la ciudad de Maracaibo,Venezuela llegamos a firmar un acuerdo de alianza por medio del cual hemos convenido juntar todos nuestros esfuerzos para poder alcanzar a una de las etnias de nuestro país. Esta etnia de la que hablamos está ubicada en uno de los lugares más recónditos de nuestra geografía.

Eso implica muchos retos, sobre todo por las grandes distancias que se necesitan recorrer para llegar a donde estamos desarrollando el ministerio, sobre todo por la realidad difícil que estamos viviendo como país en cuanto a poder transportarnos. Aun en nuestra ciudad, estas cosas presentan un gran reto debido a la escasez de combustible y los pocos medios de transporte que quedan.

A pesar de eso, gracias a Dios hay otras dos congregaciones más unidas por el mismo convenio. Estamos comprometidos a hacer todo lo que sea necesario para lograr llevar el mensaje de la Palabra de Dios en el idioma de este grupo y teniendo todo en su contexto cultural. A pesar de toda esa situación en nuestro país, Dios nos está dando un alto sentido de compromiso y responsabilidad con los fines antes mencionados y vemos también cómo el Señor sigue dando Su provisión para todo.

Damos gracias a Dios que nuestras congregaciones pueden funcionar en equipo para la obra misionera transcultural.

A continuación, compartimos una copia del compromiso de adopción de la etnia (La cual no podemos nombrar aquí, además recordamos las palabras de nuestros hermanos Ricardo y Eunice en cuanto a este tema en el libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto páginas 431 a la 434. Nos hacen ver lo importante de estar unidos en pro de los no alcanzados.

Alfredo y Audia Hernández

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La obra misionera – un esfuerzo de equipo

Hay una variedad de enfoques misioneros.  Nuestra orientación   en   particular   ha   sido   hacia   las  etnias, específicamente los grupos indígenas no alcanzados. Desde hace más de 40 años hemos tenido miembros de nuestra congregación (San Diego) entrenados y preparados para la obra transcultural. Nuestro propio trabajo ha compartido las normas y valores de esta misión, eso sumado al ejemplo y tradición de discipulado de nuestra iglesia.

La iglesia ha tenido grandes éxitos trabajando en campos sumamente difíciles en las selvas de países de Suramérica, Nueva Guinea, Indonesia, Filipinas  y África entre otros. Hay iglesias establecidas y discípulos de Cristo donde antes había canibalismo. La Palabra ha sido traducida y está siendo enseñada por indígenas quienes hace tiempo ni siquiera habían visto la letra escrita, mucho menos sabían leer. Estos logros no fueron alcanzados por la iglesia trabajando de manera aislada. Por muchos años ha mantenido una relación estrecha con cierta misión transcultural. De hecho, ahora, por décadas de experiencia de varios de nuestros misioneros que han terminado obras alrededor del mundo, algunos están entrenando a nuevos candidatos que están capacitándose para ir al campo.

La obra misionera es de la iglesia. No es de ninguna misión u organización ministerial. La mayoría entienden bien este principio. Sin embargo, algunas iglesias  cometen  un    grave   error  al pensar  que   pueden llevar a cabo una obra transcultural con sólo sus propios recursos, experiencia y orientación. Esta mentalidad revela inmadurez, orgullo y hasta necedad  en  cuanto a lo que implica realmente la obra misionera. Son muy, pero muy pocas las congregaciones que tienen la capacidad, infraestructura, conocimientos y red de apoyo necesarios para poder preparar, capacitar, equipar y sostener a un equipo misionero en ultramar.

El candidato a misionero necesitará no sólo una preparación bíblica, sino una preparación bíblica edificada dentro de un contexto transcultural y estratégico para la obra. Además, necesitará preparación en fonética, lingüística, alfabetización, técnicas para aprender y analizar culturas e idiomas extraños; principios de traducción, orientación cultural relacionada a la preparación de lecciones bíblicas; principios para la plantación y desarrollo de iglesias autóctonas y autónomas,    entre otros requerimientos. ¿Cuántas congregaciones tienen los conocimientos, experiencia y capacidades en todas estas disciplinas?

Aún si tuviera una iglesia la manera de preparar adecuadamente a sus misioneros en todas estas disciplinas, ¿Hay alguna iglesia que tenga los equipos y recursos necesarios para proveer asesoría, consultoría, dirección y discipulado a los misioneros en el campo, a lo largo de 20 a 30 años?

Debemos ser sabios y entender que la obra misionera es un esfuerzo de equipo. El equipo empieza con la iglesia, pero implica cooperación y trabajo con grupos especializados en misiones transculturales. Vivimos en un “tiempo de microondas”, café instantáneo, sopa instantánea, todo instantáneo. Pero en cuanto   al discipulado, el desarrollo de cualquier individuo y la formación de una iglesia lleva tiempo, especialmente cuando involucra el aprendizaje de un idioma y una cultura extraña. Demasiadas iglesias tienen un entendimiento exageradamente deficiente en cuanto a lo que es y lo que implica un trabajo transcultural serio.

La Cena del Señor

(Tiempo requerido 20-25 minutos)

Para este mes, les compartimos una REFLEXIÓN de parte del hermano Tito, uno de los pastores sirviendo en Maracaibo, Venezuela. Esta reflexión se trata de un tema que para algunos puede ser delicado. Tito nos exhorta sobre el tema de la Cena del Señor. Para los pastores que siguen en el camino de la integridad ministerial, tomarán los próximos 20-25 minutos como una bendición y una inversión para su propia vida como también para su ministerio.

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¿La Santa Cena?

Desde los tiempos de la conquista de nuestro continente por los españoles muchos de nuestros hogares en Latinoamérica han sido dominados por creencias y prácticas católicas romanas.  Nací en uno de estos hogares en las sombras de la tradición religiosa.  En las primeras casi dos décadas de mi vida nunca entendí nada en cuanto a Dios ni la Biblia.  Todo giraba alrededor de nuestras tradiciones y “los deberes” de ser un “buen católico”.

Fue hasta que tuve casi 20 años de edad que entendí mi condición real de pecador y mi incapacidad de hacer algo que me haría aceptable delante de Dios.  Por medio de un proceso, llegue a poner mi confianza en Jesús y a seguirle.  Además, comencé a reunirme con otros que tenían esa misma fe.

Pasó el tiempo y observé que en estas reuniones cristianas de vez en cuando llevaban a cabo una práctica llamada la “Santa Cena”.  En la iglesia donde estaba asistiendo, no me permitían participar en estas Cenas del Señor hasta primero cumplir con algunos requisitos.  Después de haber cumplido con los requisitos de esta iglesia local y ser aprobado, me dieron permiso para participar con los demás.

Aunque había esperado con anticipación poder participar, la primera vez que participe en ella, ocurrió algo muy extraño en mí.  No fue algo bonito ni agradable sino algo oscuro y repugnante.  La experiencia me conecto en pensamiento y emociones al rito frío, mecánico, místico y exclusivo de la práctica católica romana que había vivido todos los años de mi juventud.  Fue una experiencia rara, incongruente y lejos de la función y propósitos que luego entendería con más claridad por medio del relato bíblico.  Sentí como que lo que estábamos haciendo con esta “Santa Cena” no tenía en realidad una relación con lo que estábamos viendo sobre ella en la Palabra de Dios.

Fue varios años después que Dios me llevo por un proceso que me permitió lograr una perspectiva totalmente diferente respecto a la Cena del Señor y sobre muchos otros aspectos de lo que llamamos la vida cristiana.

Es triste observar como los rituales romano-católicos se han filtrado con un sincretismo en los círculos cristianos donde han sido adoptados como práctica y verdad sin darse cuenta que las formas religiosas católicas nos han alejado muy lejos de los objetivos y la esencia de lo que era desde el principio el propósito de Dios para los Suyos — una celebración de gratitud.  Una reunión, una celebración, un recordatorio con gratitud por lo que hizo El Señor por nosotros, celebrada hasta que vuelva.

En actualidad lo que observamos muchas veces en la Cena del Señor es un acto religioso que no es ni celebración ni cena.  Al reflexionar en mi juventud cuando estaba tomando mis primeros pasos en mí andar con el Señor Jesús, y al estar recordando estas experiencias, creo que los hombres que dirigieron esta práctica de la “Santa Cena” tuvieron muy buenas intenciones.  Quizás, debido a las tradiciones religiosas tan enraizadas, nunca habían considerado el significado real de la Cena del Señor.  Quizás nunca fueron desafiados a pensar sobre que estábamos haciendo, porqué y cómo.

Con el transcurso del tiempo entendí que las formas tradicionales conocidas y practicadas en la mayoría de las congregaciones evangélicas no ayudan ni contribuyen a los propósitos de Dios en cuanto a la Cena del Señor.

Ahora cuando leo el pasaje en Éxodo 12 sobre LA PASCUA, imagino a cada hogar tomando un cordero, un inocente, sacrificándolo, derramando su sangre y marcando sus puertas, con su plena convicción en la Palabra del Todopoderoso y en el Prometido anunciado desde el principio.  Me quedo meditando en la liberación del pueblo de su esclavitud en Egipto.  También me quedo reflexionando en las conexiones en la historia que van señalando el Mesías quien luego cumplió con su sacrificio y derramamiento de su sangre, para darnos la oportunidad de ser renacidos de simiente incorruptible.

Esa noche de la Pascua en Egipto, en cada hogar, los niños observando a sus padres sacrificando un inocente, un cordero y haciendo un acto de fe.  Fue el inicio de una celebración eterna, una fiesta para recordar, y conmemorar su liberación.

Esta historia fundamental nos conecta con la celebración de la Pascua, con Jesús, sus discípulos, y aquella noche en las horas antes de ser llevado a la cruz.  Esa noche, estando a la mesa con sus discípulos, Jesús tomó dos elementos de la cotidianidad, el pan y la copa; dando a esos elementos cotidianos una trascendencia simbólica para recuerdo de su sacrificio y sangre.

El libro de los Hechos nos dice que los creyentes se reunían con frecuencia en las casas y “partían el pan” juntos.  Se reunían para recordar a Jesús y su sacrificio.

Ya han pasado varios años desde cuando salí de la esclavitud religiosa para conocer a Jesucristo.  Han pasado varios años más desde que pude escapar de los rasgos y formas religiosas que en mi vida cristiana no me permitieron crecer en Él y desarrollar una plena gratitud por lo que hizo por mí.  Ahora, todo es diferente. Cada vez que estamos a la mesa para CELEBRAR la CENA DEL SEÑOR es algo distinto.  Ya no tiene nada que ver con un rito muerto de la religiosidad.  Ahora es algo significativo, un recordatorio continuo, cotidiano, familiar, y un acto de agradecimiento.

Este mismo principio es el que hemos comenzado a vivir como congregación.  Ahora como iglesia la Cena del Señor es un tiempo cuando celebramos comunión, compañerismo, recordatorio, ánimo y nuestro agradecimiento a Jesús por lo que hizo por nosotros.  Participamos con entendimiento y gozo.  Celebramos juntos una cena, partimos el pan y participamos de la bebida, haciendo todo en memoria de Él.  Cada quien puede compartir y expresar con gozo el valor que para cada uno de nosotros tiene el don de la salvación por gracia.  Manifestamos nuestro agradecimiento y testificamos, especialmente a nuestros hijos, en un acto lleno de espontaneidad, estímulo y amor, orando, cantando y agradeciéndole a Dios, animándonos en el entendimiento, y celebrándolo todo en memoria de Él.

Nos anima y nos identificamos con las palabras escritas por nuestros amigos y hermanos Rick y Eunice Johnson sobre este tema de la Cena del Señor en su libro Las Lágrimas en el Camino de Mileto, páginas 240 – 245.

Dios les bendiga

Tito y Midgle

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Las Lágrimas en el Camino de Mileto, páginas 240 – 245.

La Cena del Señor

Desde el principio, en las congregaciones de Grupo México y Terrazas del Valle, hemos tratado de enfocarnos en el propósito, o sea, la función y objetivo del Señor para lo que llamamos la Cena del Señor. Un tiempo de convivencia, pensando con alegría en lo que nuestro Dios ha hecho por nosotros, dándole las gracias por Su ofrenda a favor de nosotros. El pan siendo un recordatorio simbólico del sacrificio de Su cuerpo, el jugo haciéndonos recordar su sangre derramada por nosotros.  Así debe ser, hermanos, cada vez que se realiza la Cena del Señor, debe ser una celebración de agradecimiento.

Hemos observado cómo las tradiciones católicas romanas han corrompido el significado, propósito y enfoque de la Cena. Aun en las iglesias cristianas donde hay una buena orientación bíblica, hay algunos que no se han podido escapar de las telarañas de lo misterioso, de lo rígido, de lo seco y de las formas religiosas muertas.

Para los creyentes de la iglesia primitiva, la Cena del Señor representaba celebración, comida, convivencia, “fiesta de amor fraternal”, de ánimo y alegría, y todos participaban. La idea de reunirse como iglesia para que algún hombre “religioso” organizara unos pedacitos de pan, que no serían suficientes ni para que comiera un pajarillo, y unas cuantas gotas de jugo, para “la Cena del Señor”, era un concepto desconocido. Una supuesta “celebración” donde todos se quedarían callados, serios, rígidos, secos y esperando que el “hombre de Dios” (el pastor) pronunciara unas palabras apropiadas para luego echarle a cada quien su galletita en la boca, hubiese sido absurda y una burla. Pero hoy día ésta es la situación de muchas iglesias, dicen “celebrar la Cena del Señor” que ni es celebración, ni es cena.

¿De dónde salieron esas formas que han drenado tanto el gozo, el propósito y hasta la idea de lo que es la Cena, el compartir y la fiesta que una vez celebraban las iglesias? En primer lugar sería bueno mencionar que la fiesta de la Pascua era y sigue siendo una fiesta de celebración de la liberación del pueblo de Israel de su esclavitud en Egipto.

Recordemos que el ministerio de Jesús fue para dar un nuevo significado a esta liberación y fiesta de la Pascua, pues Jesús se entregó como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el Cordero perfecto de la Pascua. También recordemos que era la fiesta de la Pascua la que precisamente Jesús celebraba con sus discípulos,   cuando luego fue crucificado (Mateo 26), dándole un nuevo significado a todo.

La Pascua y la Cena del Señor

Vemos el contexto en la historia desde la Pascua, detallada en Éxodo capítulo 12, y luego vemos a Jesús llevando a cabo Su obra terrenal en los evangelios. Allí está Jesús, colocando unas piezas importantísimas en el gran cuadro de la historia redentora, preparando a sus discípulos, quienes luego en la iglesia primitiva, estarían recordando todo aquello, celebrando el significado y propósito de las Escrituras. Entramos en la historia de la iglesia primitiva y encontramos algo que no es en nada parecido a lo que ahora llamamos “la Cena del Señor”. ¿Qué pasó y qué se puede hacer?

Hay varias opiniones en cuanto a los detalles de por qué y cómo la iglesia perdió esa celebración de gozo. Parece que los cambios empezaron aproximadamente 200 años después de Cristo. Poco a poco la idea de separar “el pan y la copa” de la cena empezó a tomar forma. De allí, el camino fue abierto para convertirla en un ritual misterioso y “sagrado”. Por supuesto un ritual sagrado debe ser llevado a cabo por una “persona sagrada”, y con eso se unió a la religiosidad falsa con los elementos del pan y el vino, para hacer toda una exhibición misteriosa, temerosa, mágica y poderosa centrada en el sacerdote.

Antes de pasar mil años, “la Cena del Señor” ya no era otra cosa que un rito religioso muerto. La iglesia católica romana la puso como una piedra angular en cuanto a la misa; cuando, según ella, el sacerdote, por un poder sobrenatural, (llamado el dogma de la transubstanciación), convierte el pan y el vino en la carne y sangre misma, real y actual de Cristo.  Este concepto es ajeno a las Sagradas Escrituras.

¿Podría una congregación tradicional volver a realmente celebrar la Cena del Señor, quitando lo místico y poniendo de nuevo a los hermanos en su función tal como nos fue dado por Jesús y los apóstoles? ¡Por supuesto que sí! Pero habrá gente, especialmente de las iglesias tradicionales-religiosas, que darán mil explicaciones por lo cual es mejor seguir el camino establecido por los hombres. Lo explicarán con excusas y pretextos que pretenden guardar la función original de la cena. Dirán que la forma de las iglesias tradicionales da seguridad de que la cena sea tomada en serio.  Dirán que sólo el pastor debe oficiar la Cena, porque eso garantiza que se llevará a cabo correctamente. Suena bien todo, ¿no? ¡El único problema es que todas estas explicaciones son ajenas a la Palabra!

El que come o bebe de manera indigna

Uno de los puntos sacados en defensa de mantener la cena estrictamente en control del clero (los pastores), “en orden” y “en serio” (supuestamente), y así mantener las formas tradicionales, viene de un texto de 1 Corintios 11. En este capítulo, nuestro hermano Pablo está reprendiendo fuertemente a los corintios diciéndoles que la cena que tomaron no era en realidad la Cena del Señor.

El versículo que ha dejado a muchas personas perturbadas es el versículo 27 del capítulo 11, la advertencia de que uno peca contra el cuerpo y la sangre del Señor si come del pan o bebe de la copa de manera indigna. La pregunta ha sido ¿Qué es comer y beber de manera indigna? De nuevo, la respuesta se encuentra en el mismo contexto de la Palabra. Si ven en la iglesia hermanos preocupados por este texto, no deben iniciar con este versículo 27, sino en el versículo 17, y seguir leyendo hasta el 34.

El problema de los corintios fue que cuando se reunían para celebrar la Cena del Señor, la iglesia ya estaba dividida. Los que llevaban bastante comida se adelantaban. Comían y bebían sin tomar en cuenta a los miembros que no tenían. Unos comían en exceso mientras que en la misma reunión unos se quedaban con hambre.

Tomemos un momento para pensar en eso desde el punto de vista celestial. Jesús dio todo para todos, para unirnos en un solo cuerpo, con cada miembro compartiendo sus dones con los demás, buscando cómo bendecir a los demás miembros. Cuando lo vemos así, como también lo entendía Pablo, podemos entender mejor sus palabras: “¿Por qué menosprecian la iglesia de Dios y ponen en vergüenza a los que no tienen nada”?

Son pocas las congregaciones que pueden entender de lo que está hablando Pablo, porque son pocas las que se reúnen para realmente celebrar la Cena del Señor. Están tan impuestas a la idea de la Cena como un rito dirigido por un pastor de manera solemne, que esta reprensión de Pablo parece no tener sentido.

Comer y beber “de manera indigna” es, nada más ni nada menos, el participar en la Cena del Señor sin tomar en cuenta el sacrificio de Jesús a favor de uno y menospreciar a otros quienes también han sido perdonados por la obra del Cordero Perfecto de la Pascua. En este aspecto sí debe haber seriedad, pero también debe haber convivencia, compañerismo, gozo, agradecimiento y un enfoque de gratitud a Dios.