Hace unas semanas Eunice y este servidor estábamos pasando por la ciudad de Managua. Era un largo viaje pero por fin llegamos.
Durante nuestro breve tiempo en la ciudad fuimos en taxi a la Embajada Venezolana. Aunque súper agotados después de más de 30 horas sin dormir, nos encontrábamos emocionados y ansiosos por tener una visita con los representantes y oficiales de este amado y querido país. Estábamos anticipando por fin recibir las visas que un amigo oficial en el gobierno venezolano nos había autorizado. Pero al llegar a la embajada solo encontramos a los policías quienes nos avisaron que el personal había salido temprano. ¡Ayayayyy, que tristeza para nosotros!
Los policías y el taxista estaban curiosos de por qué dos gringos estaban tan deseosos por entrar a Venezuela. Pero no era el lugar ni el momento para explicarles sobre el profundo amor y aprecio que tenemos por la gente de ese país. Sin embargo, de nuevo en el vehículo con el taxista, pudimos “crear” un momento y “hacer” lugar para abordar unos temas con el taxista, temas relacionados profundamente con sus inquietudes en cuanto a su vida.
El taxista terminó llevándonos a su casa para conocer a su familia dode pasamos más de cinco horas charlando y respondiendo a sus inquietudes. Fue para nosotros un gran honor y privilegio poder comer con ellos, convivir y compartir con este señor, su esposa e hijos.
Para nosotros fue de bendición conocer a esta familia. También fue triste aprender de tantas malas experiencias que habían vivido en algunos movimientos “religiosos-evangélicos”, mismos que los habían dejado lastimados, decepcionados y con sospechas de lo que ellos llamaban “gente religiosa”. ¡Gracias a Dios no estaban y no están tan, tan cerrados! ¡Hay esperanzas para esta familia! Seguimos en contacto con ellos.
Esta experiencia nos hizo reflexionar en varias cosas. Una de ellas es que a veces literalmente no hay tiempo para “tener un momento” con alguien que encontramos en esta vida, no hay “lugar” para engranarnos con algún peregrino con quien nos cruzamos en el camino. Sin embargo, muchas veces, si nos esforzamos, si se puede.
Debemos recordar, que muchas veces nos encontramos con o cerca de individuos que detrás de sus sonrisas, posibles chistes y bromas, están en un gran pantano de sufrimiento y necesidad. La mayoría de las veces se requiere que nosotros estemos despiertos y simplemente tomar la iniciativa para “crear” estos “momentos” y “lugares”, o buscarlos en el contexto de las oportunidades que siempre nos rodean.